La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

JOSÉ CARLOS GARCÍA-RAMOS | Director científico del Museo del Jurásico de Asturias (Muja)

"Del material del Jurásico asturiano que tenemos, en el museo sólo se ve un 20%"

"Más que reorganizar el discurso expositivo, para resolver el problema de espacio sería ideal hacer un pequeño edificio de planta baja y almacén"

García-Ramos, junto a la ventana de su despacho en el museo, con una de las vértebras de ictiosaurio extraídas del pedrero de Güerres (Colunga). P. M.

José Carlos García-Ramos, nacido en Gijón, en el año 1945, es el impulsor y el director científico del Museo Jurásico de Asturias (Muja). Mañana recibirá el premio "Oriciu de Honor" en la localidad de Güerres (Colunga).

-Lleva treinta años trabajando de forma intensiva sobre el Jurásico asturiano y doce como director científico del Muja, ¿qué supuso, en lo personal, que las nuevas especies y géneros de bivalvos hallados entre Colunga y Ribadesella se hayan nombrado con topónimos locales?

-Para mí supuso mucha ilusión, porque me gusta que los nombres de aquí sean conocidos en otros sitios. Propusimos que tuviesen nombres locales porque a partir de ahora, en las distintas partes del mundo donde encuentren estos bivalvos de agua dulce, van a citarlos. Es una especie de embajada de Asturias. Y para el Jurásico es muy interesante, es una manera de difundir el patrimonio que tenemos, que es excepcional. Como siempre digo, no se va a terminar jamás, es un yacimiento que se puede considerar inagotable. Mientras haya acantilado, éste seguirá aportando nuevas piezas para incorporar al museo.

-Lo que sí se agota es el espacio para exhibir las piezas que extraen del acantilado y preparan, algunas de gran interés. ¿Cree necesario cambiar el discurso del museo para dar mayor protagonismo al Jurásico asturiano?

-Es difícil, habría que cambiar toda la señaléctica del museo y el tipo de discurso que se hace y eso requiere un presupuesto notable. No es fácil. Hablando con el viceconsejero de Cultura, Vicente Domínguez, le planteamos la posibilidad de reemplazar los contenidos de la sala del Pos mesozoico por una ampliación del Jurásico asturiano. Tenemos piezas excelentes que no podemos exhibir, como el ictiosaurio de Villaviciosa, el más completo de la península. Son cosas que ven sólo algunas personas durante las jornadas de puertas abiertas y sería bueno que estuvieran visibles permanentemente. Otra posibilidad es hacer un pequeño edificio, que sería lo ideal. No como el museo, sino una planta baja para colocar en ella las piezas del Jurásico de Asturias que no se ven actualmente y un almacén para el material, porque todavía queda sitio en la litoteca pero no para muchos años más. Creo que a la larga sería más rentable, porque reorganizar el discurso actual requeriría un mayor presupuesto. En cambio, construir una sala relativamente pequeña para exponer ese material adicional sería menos costoso.

-¿Qué porcentaje de las piezas locales puede ver el visitante en la actualidad?

-A lo mejor es un veinte por ciento del total lo que está ahora en exposición. Por lo tanto hay una enorme cantidad de material que queda oculto a la vista de los visitantes. Hay que tener en cuenta que cuando se hizo el museo disponíamos de muchas menos piezas, desde 2004 hasta ahora se han extraído multitud de ejemplares. Andamos cerca de las 5.000 piezas. Es la tercera colección del mundo en cuanto a numero, calidad de conservación y variedad de huellas, que es lo que más destaca del museo. Dentro de las huellas, de estegosaurio tenemos la mejor colección que existe, y el mejor ejemplo de pterosaurio. En principio el museo iba a estar exclusivamente dedicado al Jurásico, aunque una parte de las piezas se trajeran de fuera.

-¿Sería importante también tener más originales y menos réplicas?

-Las réplicas tienen su razón de ser. Los originales son caros y pesan mucho. Para sostener el peso tienen que tener soportes metálicos y eso afea la estructura, lo que no sucede con las réplicas, que son reproducciones idénticas y de bajo precio. Por eso los museos recientes de esta temática tienden a mostrar reproducciones. Pero sí, las piezas de Asturias son casi todas originales. Hay un par de réplicas porque no pudimos sacar las originales del acantilado, pero prácticamente el cien por ciento son auténticas.

-¿Cómo se mantiene una actividad investigadora tan fértil como la suya sin apenas presupuesto?

-Una de las maneras es conectar con muchos investigadores de diversos lugares para que ellos con sus proyectos costeen sus gastos y trabajen aquí con el material del que disponemos. En este momento contamos con cincuenta y dos personas de trece países distintos colaborando con nosotros, lo que nos permite publicar y dar a conocer fuera mucha información del Jurásico de Asturias gracias a estas colaboraciones. Ahora hay una persona sola y está contratada en el museo como autónomo. Sería interesante tener alguien fijo, que no tenga que depender de un contrato que se renueva cada año. Además, al estar como autónomo no puede participar en proyectos y esto restringe mucho la investigación. Tenemos muchos gastos como libros, desplazamientos, estudio de muestras que hay que enviar a laboratorios de fuera, y con los proyectos sería más factible llevarlo a cabo. Por lo menos para gastos mínimos es importante tener una cierta seguridad. Teníamos un convenio con la Universidad de Oviedo y sería fundamental que se renovase, porque así tendríamos más posibilidades de acceder a proyectos de investigación del Ministerio.

-¿Qué sería este museo sin investigación?

-Sería otra cosa. Tener investigación es una manera de mantener el museo vivo y además de evitar perder piezas, porque todas las que se desprenden del acantilado y no se recogen terminan perdiéndose. Si se tratase de un museo de pintura sucedería igual, tendría que adquirir nuevas obras y renovarse. Además, asesoramos a los guías, colaboramos con todas actividades que se hacen, en la selección de exposiciones, etcétera. Es una labor muy amplia y, sin investigación, el museo quedaría limitado.

-Mañana le entregan el "Oriciu de Honor" en Güerres, ¿había oricios en el Jurásico?

-Los oricios pertenecen grupo de equínidos, que surgieron hace más de cuatrocientos millones de años, en un periodo que se llama Ordovícico. Tenemos oricios fósiles del Jurásico de Asturias, ejemplares que vivían en ambientes marinos. Uno de ellos procede de la playa de Vega y otros de los acantilados de Quintueles.

-¿Qué piezas han extraído de los acantilados de Güerres, también parte de la Costa del Jurásico?

-El de Güerres es un pedrero que nos ha proporcionado diversas piezas muy interesantes, entre ellas esponjas fosilizadas que se muestran en el museo y son de la primera mitad del Jurásico. También sacamos vértebras de ictiosaurio y algunos fósiles de bivalvos marinos de grandes dimensiones. Hay rocas de la primera y la segunda mitad del Jurásico, de entre 154 y 200 millones de años. Es, además, uno de los pocos lugares en Asturias donde se ve el tránsito del antiguo mar Jurásico a lo que era tierra firme y viceversa.

Compartir el artículo

stats