"Fascinados". Así se quedaron ayer los primeros visitantes de la temporada que la cueva de Tito Bustillo recibió tras el parón invernal. Con los diez pases (de quince personas cada uno) llenos desde primera hora, la gruta se encuentra en buenas condiciones "en comparación con otros años" tras las "pequeñas inundaciones" que sufrió en estos meses, describe Aurelio Capín, uno de los guías. El atractivo de la gruta es inagotable y a partir de mañana, viernes, que apenas quedan plazas, las reservas están agotadas hasta el fin de la Semana Santa.

La italiana Miriam Parolisi fue una de las primeras en entrar junto a dos amigos y compatriotas llegados desde Italia e Inglaterra. "Me casé en Gijón hace dos meses y mi marido nos lo sugirió", expuso la joven, para quien la experiencia fue "una aventura y muy interesante desde el punto de vista artístico". Parolisi confesó sentirse "fascinada por una pintura que tiene miles de años" y la explicación de la guía le pareció "muy buena. Incluso nosotros, que no hablamos mucho español, lo entendimos", agradeció la italiana.

También desde lejos, desde la ciudad gaditana de Algeciras, llegó la familia formada por Encarni Ragel, José Luis Santos y sus dos hijas. Los andaluces quedaron "impresionados" tras conocer la gruta riosellana y, salvo la pequeña Lorena, de ocho años, que pasó "algo de miedo", la experiencia fue totalmente satisfactoria. "Nos gustaron mucho las explicaciones del guía", destacó Ragel mientras su marido, que ya había entrado en otras cuevas, subrayó la calidad de la visita, durante la que se trasladaron al Paleolítico con facilidad.

"Te vas haciendo una idea de cómo vivieron y de cómo eran personas inteligentes que sabían lo que estaban haciendo", expuso la gaditana, que desconocía "que era la primera visita del año ni que era gratis por ser miércoles".

La familia se presentó en la cueva temprano, poco después de las 10.00 horas, y tuvieron la suerte de lograr entradas para el primer pase de la mañana, que era también el de la temporada. Las visitas se inician normalmente a las 10.15 horas, pero ayer este grupo no entró porque le correspondía a un instituto de Torrelavega (Cantabria) que no pudo llegar a tiempo.

Los estudiantes visitaron la cuevona de Ardines y también el centro de interpretación y a media mañana se encaminaron al Museo del Jurásico, en Colunga, con idea de visitar también la playa de La Griega. La nueva temporada de visitas a la cueva de Tito Bustillo, en Ribadesella, va a durar este año quince días más que la anterior. La gruta con arte paleolítico más reconocida de la región, que el año pasado reanudó las visitas el 1 de abril, permanecerá abierta al público hasta el 30 de octubre.

Ha aumentado el número de días que se podrá visitar la gruta, pero no el cupo máximo para hacerlo, establecido por la Consejería de Cultura para garantizar la conservación de las pinturas. El acceso de personas altera de forma inevitable variables como la temperatura y la humedad, que han de mantenerse dentro de una constancia. Para analizar el impacto que tienen estas visitas en la cueva y en el arte que contiene, el departamento regional realiza controles periódicos tanto en Tito Bustillo como en otras cuevas de la región.

Hasta el año 2011 podían entrar en la gruta riosellana un máximo de 360 personas diarias en quince pases, con 24 personas en cada uno. Aquel año se redujo la cifra hasta los 225 en quince pases con quince visitantes cada uno y en 2012 quedó fijado el máximo en los 150 que se han mantenido desde entonces.

Esta cantidad se distribuye en diez pases diarios y es imprescindible realizar reserva previa en los teléfonos 902306600 y 985185860 o a través de la central de reservas online.

La entrada a la cueva y al centro de arte rupestre cuesta 7,34 euros, 3,34 euros más que en 2010. El precio incluye un recorrido por el equipamiento, pero no las actividades complementarias que se realicen en su interior o en la Cuevona de Ardines. La duración de cada visita es de una hora y son exclusivamente guiadas en castellano. La edad mínima para acceder a la cueva es de 7 años y se desaconseja la visita a personas con dificultades de visión o movilidad. Se recomienda el uso de ropa de abrigo y calzado adecuado y no está permitido el acceso con comida o bebida.

La cueva fue declarada en julio de 2008 Patrimonio de la Humanidad por sus manifestaciones de arte paleolítico. De los doce conjuntos que la forman, únicamente se puede visitar unos meses al año el panel principal.