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Los cacos asaltan un bar de Cangas de Onís de madrugada y huyen con la tragaperras

"Fueron rápidos y no revolvieron más gracias a la alarma", señala el hostelero

Manolo Longo muestra la ventana por la que entraron los cacos para robar la tragaperras, ayer, en su restaurante de Cangas de Onís. C. CORTE

La máquina tragaperras fue el único objeto de valor que se llevaron los cacos que la pasada madrugada entraron a robar en el restaurante Picu la vieya, en Cangas de Onís. Los ladrones accedieron al local, que estaba cerrado al público, al filo de las tres de la mañana tras forzar la ventana lateral ubicada a escasos metros de la barra del bar y de la propia tragaperras, que habrían sacado sin desmontar y de una sola pieza por la ventana. Ésta apareció ayer, ya sin la caja del dinero, tirada en un camino en el pueblo parragués de Carrio, según explicó el propietario del restaurante, Manolo Longo.

El hostelero no se atreve a hacer una estimación de la cantidad económica que podía contener la tragaperras, pero está "seguro" de que los asaltantes "no tocaron nada más" en su negocio. Tanto la caja registradora como el bote de propinas de los camareros estaban intactos ya que se habían vaciado la noche anterior al cierre. Eran unos cacos limpios pues tampoco había nada revuelto por el local ni el propietario echó en falta otros objetos como jamones, etc.

Longo recibió una llamada a las 3.08 horas de la madrugada por parte del servicio de alarmas que tiene contratado en la que le indicaron que el dispositivo se había activado. Cuando este vecino de Cúa llegó al local, ya no había rastro de los cacos. "Fueron muy rápidos y no revolvieron nada más gracias a que sonó la alarma", explicó el propietario. Hasta el lugar se desplazaron de manera inmediata varias dotaciones de la Guardia Civil y a mediodía aún era visible en la ventana los restos de productos utilizados por la Judicial para intentar detectar huellas de los malhechores. "Los agentes hicieron buen trabajo y fueron muy atentos, esperamos que cojan pronto a los culpables y las pesquisas den sus frutos", dijo. El hostelero confía que las imágenes tomadas por las cámaras de seguridad arrojen luz a la hora de identificar a los atracadores. "Pudo ser cualquiera porque por aquí pasa a diario muchísima gente", apuntó.

No es la primera vez que sufre un intento de robo. En los cuatro años que lleva al frente del restaurante , Longo ya vivió tres intentos fallidos de atracos que no llegaron a consumarse al saltar la alarma.

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