"Es una satisfacción enorme colaborar en un campo de refugiados, porque te dan mucho más que tú a ellos. No tienen nada y lo dan todo. Es una experiencia que aconsejo a todo el mundo", señaló Borja Llorente, quien junto a la ovetense Itziar de la Fuente protagoniza estos días en Grecia el proyecto "Asturias con Siria", en el campamento de Ritsona, en Grecia. Estos dos voluntarios, junto con otras 30 personas, la mayoría anglosajonas y griegas, atienden a mil refugiados sirios, iraquíes, kurdos y afganos, en un campo financiado por el gobierno griego, que también aporta lo más básico: cubas con agua, un servicio de catering tres veces al día, baños portátiles e iluminación mediante generadores.

"En las pateras no vienen terroristas, sino obreros, empresarios, padres, hijos... gente normal y corriente que solo busca escapar de la guerra", indicó Llorente. Añadió que los refugiados no solo generan gasto, también favorecen el comercio local, pues los voluntarios compran todos los bienes en la zona.

Los dos cooperantes asturianos no paran: limpian el campamento, van a comprar, doblan y clasifican ropa, entregan productos por las tiendas de campaña... Ejecutan un proyecto para ayudar económicamente a mejorar la vida de los refugiados. Para ello aseguran que todos tienen productos de primera necesidad (el champú, gel, jabón, material escolar, lavavajillas y demás, proceden de la solidaridad asturiana) y ayudan al desarrollo organizativo del campo. También graban vídeos para acercar la situación del campo a los españoles y recaban información y contactos para crear un flujo estable de cooperantes asturianos. A la vuelta darán una docena de charlas en Asturias para contar cómo están las cosas y cómo ayudar.

Es un proyecto de micromecenazgo: decenas de personas realizaron donaciones, hasta sumar unos 3.400 euros, con los que se desarrollan las diferentes iniciativas. Itziar Fuente y Borja Llorente, ejecutores del proyecto, pagan el viaje y la estancia en Grecia de su bolsillo.

La cooperación asturiana ha hecho posible acciones como el acondicionamiento de un espacio para mujeres donde, por ejemplo, las embarazadas pueden asistir a las charlas con la comadrona. "Hubo que acondicionar y decorar una de las jaimas y todo se pagó desde nuestro proyecto", destacó Llorente, quien subrayó que el martes abastecieron el almacén del campamento con productos de higiene personal para varias semanas y compraron herramientas para el mantenimiento del campo, como fregonas, guantes, cubos, escobas, rastrillos o sacos de basura. "Hace días compramos más de cien barreños para que todas las familias puedan lavar su ropa", indicó.

Los problemas de salud del campo son atendidos por la Cruz Roja. También trabajan allí SOS REMAR, y Mensajeros de la Paz.