Las vacas errantes de Llueves serán subastadas la próxima semana en Cangas de Onís. Los animales, propiedad de un vecino de Celangu y que el consistorio cangués prindó el pasado febrero tras constatar reiteradas denuncias vecinales, saldrán a la venta el 13 de abril en una puja a la llana, que parte con un precio mínimo de 6.100 euros. La cantidad podrá aumentar en fracciones mínimas de 100 euros.

El lote, que consta de 17 cabezas de ganado (11 reses jóvenes, tres crías, una ternera de once meses y dos vacas viejas), será subastado a las 12.00 horas en el salón de plenos del Ayuntamiento cangués. Los interesados en participar en la puja deben acreditarse y depositar previamente una fianza de 200 euros (en efectivo, mediante cheque bancario nominativo a favor del Ayuntamiento del día de la fecha de la subasta o inmediatamente anterior).

Así lo establecen los pliegos de condiciones de la subasta, publicados ayer por el consistorio cangués, que advierten además de que los gastos de manutención, mantenimiento y limpieza de las vacas errantes desde la fecha de notificación de la adjudicación hasta la de pago del remate (que debe hacerse efectivo en menos de cinco días) correrán a cargo del adjudicatario. El Ayuntamiento cifra en 145,20 euros diarios el coste de mantener al ganado atendido en el Mercado de Ganado cangués.

La fecha inicial de la subasta de las vacas errantes estaba fijada para ayer pero el proceso se paralizó cautelarmente después de que el abogado del ganadero, Manuel Javier López García, presentara una denuncia por prevaricación contra el alcalde, José Manuel González y el concejal de Desarrollo Rural, Gonzalo Suero, en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 1 de Cangas de Onís, que fue desestimada. El letrado aseguró a LA NUEVA ESPAÑA que presentó ayer mismo presentó un recurso de apelación. Su cliente, Francisco Javier Monje, anunció su intención de recurrir "por todas las vías posibles para evitar que cometan la tropelía de quitarme el ganado por motivos políticos y de envidias".

El alcalde de Cangas de Onís defendió el prindaje de los animales "que fue de libro" y aseguró que éste se produjo tras varias denuncias vecinales (de residentes en Celangu, Llueves, H.elgueres, Parda, Tresanu o Cardes) que alertaron de que el ganado carecía de saneamiento y licencia de pastos y que destrozaba sus fincas privadas.