"Comer muy pocu y trabayar a esgaya". Ese es, según Herminio Llamazales Díaz el "secreto" de la longevidad. Sabe de lo que habla: hoy cumple 101 años y lo hace con la cabeza perfectamente amueblada y sin casi ningún achaque, como un chaval. Este vecino de Casielles, en Ponga, asegura que le tocó una vida "muy dura", pues durante décadas él y su familia estuvieron sin carretera, sin luz y sin agua en casa. Y quitando a paladas la nieve de la puerta de casa para poder salir a menudo.

Nació en Tolivia de Ponga, el 15 de abril de 1915 y se trasladó hace casi 70 años con su esposa Florentina, fallecida hace seis años, y los cuatro hijos que tenían entonces a Casielles porque allí había escuela. Acabó teniendo 11 hijos, aunque uno de ellos murió de bebé, víctima del sarampión. Además de 10 hijos (uno en Alemania, cinco en Gijón, uno en Cangas y tres en Ponga), tiene 12 nietos y 7 bisnietos. Muchos de ellos acudirán el sábado a Casielles para celebrar con una comida el cumpleaños del patriarca.

Dice en que no conoció "la buena vida", pues se dedicó al campo, al ganado y a sembrar "maíz, patates y fabes". Los lobos, que mataban el ganado, y los jabalíes, que acababan con los sembrados, eran el enemigo.

"Cuando tenía apetitu no había qué comer, y ahora que hay qué comer ya no hay apetitu", señala el centenario con la típica ironía beyusca. Y sigue: "Antes, cuando no había nada, el pueblu estaba llenu de gente, y ahora que hay de tóu, falta la gente". Sólo quedan en Casielles dos vecinos. Llegó a haber más de medio centenar, decenas de casas habitadas y más de cuarenta niños sólo de tres familias: 10 de la suya, 15 de otra y 17 de la tercera. "Entonces no había otra cosa en qué entretenese. Los inviernos eran duros y había que invertir en algo", comenta el pongueto con sorna. Sólo fumó una vez, de chaval, "mediu puru. Estuve borrachu un día enteru y eso me valió pa no garrar el viciu", señala. ¿Y beber? "Agua y, hasta hace pocu un vasín de vinu a la comida y un chupitín de orujo por la mañana, pa calentar antes de salir de casa". Más "secretos": lee mucho, camina un rato a diario, duerme la siesta y su bocado preferido es un trozo de tocino crudo con pan.