"En Oreyana un grito se oye? Ribadesella vamos todos a ganar". Este verso de la canción compuesta cuando en el año 2002 el equipo regional subió a Segunda División B ha vuelto a resonar en las bufandas que, mezcla de deseo y premonición, la directiva encargó hace algunas semanas. Las telas se alzaron a lo más alto cuando el domingo pasado tanto el primer equipo como el juvenil lograron los ascensos (a Regional Preferente y a Segunda Juvenil, respectivamente) y todavía lo hacen en el ánimo de los riosellanos, en especial de los casi 400 que de una u otra forma están vinculados al club.
Banderas y bufandas, vítores y felicitaciones a través de las redes sociales han llenado durante los últimos días a jugadores, entrenadores y un equipo directivo que se siente afortunado de "poder celebrar dos ascensos en cuestión de sesenta minutos", explica Miguel Codesal, el presidente, en relación a las victorias de las 19.15 en el campo del Ribadedeva y la local de las 20.15 horas contra el Santiago de Aller.
La directiva actual lleva dos temporadas y sabe lo "complicado" que ha sido sacar al equipo adelante por estar en una categoría tan baja, por eso estos ascensos han sido "muy importantes" en todos los sentidos. Lo crucial, explica el entrenador de los juveniles, Alberto Fernández Alonso, ha sido "la seriedad con la que se tomó" y también ha pesado la filosofía de la actual directiva. "De apuesta por el club, no por un solo equipo, porque siempre se miró por el primero", lamenta.
Han quedado sorprendidos del entusiasmo con el que la afición y el pueblo les recibió al término del partido, cuando les esperaron en la fuente de la rotonda y los vecinos salieron de bares y establecimientos para saludarles y felicitarles. "Hacía mucho que el Ribadesella no celebraba éxitos deportivos y han sido dos en un mismo día. Ha sido importante", destaca Codesal. El comentario del "doblete histórico" ha circulado por calles y bares de la villa riosellana, por establecimientos como el Capri, donde orgullosos lucen trofeos como la copa que ganó el equipo cadete cuando ascendió a Segunda. El momento en que se juntaron las dos victorias fue para los riosellanos una "liberación total", describe Codesal, que enfrentaba los partidos con cierto "miedo" porque para ambos cabía la posibilidad de haber hecho una buena temporada pero tener dos malos partidos al final. Pero no fue así y ahora están seguros de que la coincidencia de ambos ascensos lo ha hecho todo "mucho más bonito".
Por delante queda "acabar la temporada y disfrutar del momento", coinciden directivo y técnico antes de que el primero anuncie "alguna celebración más cuando acabe la temporada, con todos los equipos y los socios", aunque los detalles están por concretar. Ahora también centrarán su atención en los dos equipos que todavía se juegan la permanencia, el cadete y el alevín y confiesan que llevan "pocos días" para augurar el alcance de la doble victoria. Esperan, eso sí, "que despierte el sentimiento por el club" que existió en otras épocas, un apego que consiga que la gente "vuelva al campo para apoyar desde la cantera al primer equipo", explica Miguel Codesal.
Los riosellanos sí se volcaron en el estadio el día de la victoria, pues en Ribadedeva, donde se jugó el último partido, habría unos 200 animando el domingo, sumados a los 70 que se acercaron a Oreyana para animar al equipo juvenil. A todos ellos están agradecidos y también "a las familias, que pusieron mucho de su parte", remarca Álvaro Raimúndez, que lleva dos años en el equipo juvenil.
La enorme alegría de este equipo se ve, si cabe, agrandada porque hace dos años llegó a desaparecer. "No se juntaron suficientes jugadores y no se salió, un equipo que llegó a estar en Primera hace seis años", apunta Fernández Alonso, el técnico con el que lograron aquel ascenso.
La victoria riosellana ha alegrado a todos los vecinos y amigos del club, pero en especial a los 275 socios que tiene y a los entre setenta y ochenta jugadores que integran las plantillas de los equipos alevín, infantil, cadete, juvenil y regional.
