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Kawamura: "La cruz bajomedieval de Sales está en una colección privada"

La profesora de Historia del Arte de la Universidad asegura que pudo ver hace muchos años la pieza desaparecida, para documentarla

Kawamura: "La cruz bajomedieval de Sales está en una colección privada"

La cruz procesional bajomedieval de Sales (Colunga) está en una colección privada en Asturias. La profesora de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo Yayoi Kawamura tuvo ocasión de verla "hace muchos años", cuando la describió para un libro publicado por el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA), pero asegura que no puede desvelar más información sobre un objeto que el historiador colungués Omar Pardo reclama que regrese a la parroquia de Sales. Allí sería un atractivo turístico "de primer orden" que revitalizaría, además, el Camino de Santiago.

Otros investigadores coinciden con la especialista y sostienen que la pieza está en Asturias, concretamente en Oviedo, en manos de un coleccionista relacionado con la comarca oriental.

Kawamura desconoce cómo la cruz pasó de la antigua iglesia de Sales a una colección privada, pero opina que "con una guerra en medio puede pasar cualquier cosa". Pudo haberse expoliado o algún sacerdote pudo haberla vendido en la posguerra. La invasión francesa y la Guerra Civil son sólo algunos de los acontecimientos "que hicieron mucho daño al patrimonio", aunque "forman parte de la historia", añade la especialista. Kawamura opina que "culpar" al propietario actual no tendría sentido.

La profesora cree que con los protocolos actuales de protección del Patrimonio estaría difícil sacarla de España. "Si pasase al comercio de arte y quisieran sacarla tendrían que pedir un permiso de exportación", explica Kawamura antes de apuntar que el Estado lo denegaría en caso de demostrarse que el bien con el que se quiere comerciar lleva más de diez años en España y es de valor. "Pueden vetar la exportación e impedir que salga fuera", añade la especialista. Sería el caso de esta cruz románica, que se supone lleva más de una década en el país y tiene relevancia tanto histórica y artística como económica. Lo fue también de otra de las cruces románicas asturianas (hay tres), la de Fuentes, en Villaviciosa, que acabó en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. Pese a que hay quien también defiende el retorno de esta cruz, Kawamura opina que "es bueno que esté en un museo" y añade que la de Sales, "por lo menos no saldría al exterior".

Sobre el valor artístico de la pieza, la especialista japonesa asegura que cruces de Limoge (una ciudad francesa conocida por su fábrica artesanal de esmaltes, entre otros) "no hay muchas", pero la de Sales "no es un rareza. En el museo de la Iglesia, en el claustro alto de la catedral de Oviedo, hay una cruz de Limoge". Aunque en este caso es sólo cruz, no tiene crucifijo como la colunguesa. La realidad es que los asturianos y sus visitantes no pueden disfrutar en la actualidad de ninguna de las tres cruces románicas, a no ser que crucen el charco hasta Nueva York para ver la de Fuentes. Al igual que la cruz de Sales, la de La Manzaneda (Gozón) lleva en paradero desconocido más de un siglo.

Con 40,5 centímetros de alto y 26 de ancho, la profesora describió la obra como de "considerable riqueza por el uso de los esmaltes". Se trata de una cruz latina de brazos rectos y medallón central, con las terminaciones ensanchadas que en el anverso presenta un crucifijo con "una anatomía muy somera en el tronco" y cierto volumen en el abdomen. El Cristo representado tiene una expresión facial "hierática" y lleva una corona real sobre unos cabellos largos que caen sobre los hombros.

En el paño de pureza, que oculta las piernas hasta las rodillas, se ve un ejemplo del trabajo con el esmalte, pues con esta técnica trazó el autor las caídas de la tela, "esquemáticas pero con cierto intento de expresar la naturalidad del paño", como apreció Kawamura en su texto. El reverso de la cruz conserva "una interesante manifestación pictórica a base de esmalte: el Pantocrátor (medallón central) y cuatro evangelistas zoomórficas (terminaciones) y cinco motivos estrellados (brazos)". Todo están elaborados con chapas gruesas sobrepuestas o aplicadas sobre la cruz de madera cubierta de cobre aleado.

La especialista aprecia en su descripción cómo "las representaciones figurativas de esta cara son mucho más naturales y expresivas que el crucifijo, e incluso expresan cierto intento de movimiento en la cabeza girada hacia atrás del águila y el brazo de Cristo que sujeta el libro". Para realizar este minucioso inventario de la cruz de Sales Kawamura reconoce que la llevaron "adonde la tenían. Pero no puedo decir dónde está", añade. Otros historiadores como Omar Pardo creen que ahora deben ser los vecinos, feligreses y responsables políticos quienes reclamen un bien patrimonial que, a su juicio, les pertenece.

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