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Ciencia de narices en La Franca

Un grupo de expertos reunidos en un congreso sostiene que los estudios relacionados con el olfato, hasta ahora marginados, ganan enteros entre la comunidad científica

Carlos Hernández y Ester Pérez huelen camelias en La Franca. E. G. CEA

La Franca (Ribadedeva), Emilio G. CEA

A mar, a verde y a naturaleza. A eso huele Ribadedeva, según los participantes en la VI Edición de las jornadas olfativas que tienen lugar en La Franca. A los pies del arenal de esta localidad, cuyo entorno desprende un fuerte olor a primavera, medio centenar de especialistas en olores, entre neurocientíficos y otorrinolaringólogos, llegados desde todos los puntos de España y del extranjero y pertenecientes a varias universidades, así como al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, debaten y ponen aspectos en común en el campo de estudio de, según muchos de los asistentes, el sentido, quizás, más olvidado: el olfato. La esperada charla inaugural de este congreso, organizado por la Red Olfativa Española, corrió a cargo del neurocientífico norteamericano Stuart Firestein, investigador de la Universidad estadounidense de Columbia. ¿Sabían que el 80 por ciento de los sabores que percibimos dependen del olfato, o que una pérdida brusca de este sentido puede ser uno de los síntomas que alerten del comienzo de enfermedades neurodegenerativas como, por ejemplo, el alzhéimer y el párkinson?, dejó caer.

"El olfato es el sentido más inconsciente, pues está ahí y muchas veces no nos damos cuenta; sin embargo, de repente, olemos algo que nos evoca a recuerdos de infancia o del pasado", aseguró Esther Alcorta, profesora titular de Genética del departamento de Biología Funcional de la Universidad de Oviedo. Para Alcorta, "el sistema nervioso que se encarga de tratar toda la información relacionada con los olores es también un buen modelo para estudiar, simplemente, cómo funcionan las neuronas y parte del sistema nervioso", dijo. Los expertos sostienen que el campo de estudio relacionado con las narices y antaño más apartado está generando cada vez interés en la comunidad científica. Lo relativo a aspectos tan curiosos como hasta qué punto un ser humano elige a su pareja por el sentido del olfato basándose en aspectos como las feromonas supone un campo de estudio en esta materia. "Puede que sea el sentido más ignorado. El sentido de la vista es el más apabullante, pero al dormir, el sentido que nos puede dar la voz de alarma es el sonido y el olfato", dice Alcorta.

Asturias está a la vanguardia en el campo del olfato, pues en el Hospital de Cabueñes está una de las pocas unidades del olfato que existen en España. Una de las encargadas de la unidad, la otorrinolaringóloga Adela González, estuvo presente en las jornadas. Uno de los campos de estudio que se abordan en el hospital gijonés es la búsqueda de una explicación para la pérdida de olfato.

Poner en contacto a todos los miembros de la red olfativa española y en común el conocimiento que se tiene entre los especialistas de diferentes vertientes del olfato y escuchar, gracias a las aportaciones de los invitados extranjeros, las novedades en este campo a nivel mundial es la meta del congreso. La presidenta de la Red Española Olfativa, Laura López Mascaraque, señaló que los olores, en el incomparable marco de la playa de La Franca, son mucho más intensos. "Aquí se viene a aprender", apuntó. "El olfato es el sentido más primitivo, el olor llega de forma involuntaria, no lo buscas, y llegan olores que te recuerdan a la infancia o a una circunstancia especial y eso es porque en el cerebro está dentro del sistema límbico", dijo la neurocientífica.

No faltan en el congreso investigadores como Ester Pérez Martín y Carlos Hernández, jóvenes biólogos cuyo futuro académico y profesional dependerá de lo afinado que tengan el olfato. Ambos están becados por el Instituto de Neurociencias de Castilla y León en el Laboratorio de Plasticidad Neuronal y Neurorreparación, donde uno de los campos de investigación es la olfacción. "Aquí venimos a aprender", dicen mientras huelen las flores del jardín del hotel donde se desarrolla el congreso. Porque nada mejor que mantener a tono el sentido con el que trabajan para sacar el mejor rendimiento a una actividad de narices.

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