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De ruta a Covadonga con Justin Bieber

Miembros de los grupos scout San Jorge, de Gijón, y Santo Tomás, de Avilés, a su llegada a la basílica.

Al ritmo de la canción "Sorry" del ídolo canadiense Justin Bieber recorrió ayer la gijonesa María Suárez los diez kilómetros que separan la iglesia de Cangas de Onís de la basílica de Covadonga. Suárez utilizó su móvil a modo de altavoces para hacer más amena la travesía a colegas como Lucía Dopico, perteneciente al grupo de scouts San Jorge de Gijón. Como ellas, más de cuatrocientos jóvenes provenientes de diferentes puntos de Asturias participaron en la caminata impulsada por la Delegación Episcopal de Pastoral Juvenil bajo el lema "Testigos de misericordia".

La marcha partió de la iglesia parroquial canguesa, donde tuvo lugar una emotiva misa. Al frente de la misma desfilaba Elvira Busto, que repetía la experiencia por cuarto año consecutivo porque le gusta "conocer creyentes jóvenes de toda la región". A pocos pasos de distancia de Busto caminaban varios voluntarios de Protección Civil de Mieres velando por la seguridad de los jóvenes senderistas.

Gorras, gafas de sol y botellas de agua se convirtieron en compañeros de viaje indispensables ayer para hacer frente al bochorno reinante durante las tres horas de caminata, que concluyó frente a la basílica de Covadonga, en el entorno del Parque Nacional de los Picos de Europa.

A la altura del túnel de La Riera, y tras un alto para repostar líquidos, la joven Laura Espasande se cayó al suelo y, como consecuencia, se retorció el tobillo, pero el ánimo de compañeros como Diego Domínguez hicieron que pronto se olvidara de su lesión y echara a andar con brío.

Entre los asistentes a la marcha, que celebra cuatro décadas de existencia, no se encontraba este año, por problemas de agenda, el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, un asiduo a la cita. Quien sí caminó junto a los jóvenes rumbo a Covadonga fue el coordinador de la Delegación Episcopal de Pastoral Juvenil, José Manuel Vázquez. "Este año nos decantamos por el lema de la misericordia porque es la fuente de la que viene el cambio del mundo", explicó. A pocos pasos de distancia desfiló el sacerdote chileno Rodrigo Miranda, de la congregación Instituto del Verbo Encarnado. El chileno, que permaneció la última década en Medio Oriente, logró levantar como ningún otro la curiosidad de la chavalería. Miranda les narró su experiencia vital en Gaza, Egipto y Jordania, así como su estancia de cuatro años como párroco en la catedral de Alepo, ubicada en la capital económica de Siria. "Quiero transmitirles cómo viven los jóvenes cristianos en Siria donde son perseguidos, masacrados y asesinados por su fe, especialmente en fechas señaladas para nosotros como la Navidad y la Pascua", manifestó.

Miranda narró la situación que atraviesan sus compañeros en Alepo, sin luz ni agua desde hace seis meses, viviendo en una ciudad asediada y casi sin alimentos. "A pesar de todo, salen adelante y los jóvenes, aunque casi no tienen recursos, quieren estudiar". El religioso tildó de "muy linda" la experiencia de caminar codo con codo con las nuevas generaciones de fieles del Principado.

Los participantes en la marcha llegaron a Covadonga al filo de las dos de la tarde. Lo primero que hicieron algunos fue dirigirse a la Cueva a saludar a la Santina, previa parada en el Pozón. Fue el caso de Fran Roces, Sergio Varcárcel, Juan Puig, Carlota Miranda y Claudia Sanz, que no dudaron en tirar una moneda al agua para pedir un deseo. Lo mismo le ocurrió a sus compañeros Aida Pérez, Marta Roncero, Jaime Ramos y María Clavel, del grupo de confirmación San Nicolás de Bari. "Todos los años venimos a ver a la Santina y pasamos un día muy agradable. Nos gusta todo de Covadonga", aseguraron.

La afirmación de estos jóvenes la compartía el coordinador de los scouts de Santo Tomás de Avilés, Ricardo Turcios, quien destacó "la posibilidad de compartir diferentes realidades y de convivencia" que permite la iniciativa.

A pesar de su juventud, muchos llevan años participando en la iniciativa pastoral. Es el caso del monitor Jorge Zambrano, que destacó el buen comportamiento de los asistentes. Para otros como Andrea López, de 14 años, era la primera vez que se desplazaban en pie hasta el enclave, "pero no la última", apostilló esta gijonesa. "Me gusta mucho venir a Covadonga con mi familia y ver la fuente de los siete caños, aunque no quiero beber porque dicen que te casas en el año", afirmó.

En la marcha a Covadonga también participó el colectivo "Ayuda a la iglesia necesitada", que además instaló una exposición itinerante en la colegiata sobre la persecución que sufren los cristianos en países como Irak y Afganistán. "Hay 20 países en los que la persecución es alta y otros 36 donde es preocupante", contó su coordinador, José María Fernández.

"La exposición permanece en el Seminario de Oviedo, pero la intención es volver a traerla a Covadonga cuando pase el verano, con el consentimiento del abad, Juan José Tuñón", subrayó.

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