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Fernández Conde: "La cruz de Sales fue un signo de devoción y esfuerzo de la gente"

El experto en Historia Medieval explica el contexto social y religioso de la cruz y cree que una réplica es la opción "más viable"

Zona en la que se ubicaba la antigua iglesia de Sales, en la ería de San Vicente. P. MARTÍNEZ

La cruz medieval de Sales, elaborada en cobre aleado en Limoges (Francia) entre los siglos XI y XIII, "supone un signo de profunda devoción y esfuerzo" por parte de los feligreses de la época, que a buen seguro contribuyeron a su financiación además de pagar los tributos del gobernador o noble cercano y los de la Iglesia.

Este contexto lo da Javier Fernández Conde, catedrático de Historia Medieval, quien habla del significado de estos símbolos para las comunidades rurales y las parroquias en sus estudios sobre la historia de la Iglesia de Asturias. La cruz se encuentra en la actualidad en una colección privada y el historiador es "escéptico" sobre las posibilidades de recuperarla para exponerla al público. Él participó en las gestiones para que el Metropolitan de Nueva York cediera la cruz de Fuentes (Villaviciosa) para la exposición "Orígenes", ocasión en la que se hizo una réplica. Esta opción, la de copiar la cruz de Sales para mostrarla incluso en la propia parroquia, es la que Fernández Conde ve "más viable".

El medievalista destaca que esta pieza es "costosa y valiosa" y añade que los "campesinos, la gente de la zona, habrá contribuido con sus dineros" a una iniciativa que quizás fue de algún terrateniente. Los feligreses de a pie vivían, en aquella época, "al borde de la subsistencia" y tenían que hacer frente a los "tributos al gobernador o noble cercano y también a la Iglesia, a la que entregaban el diezmo y las primicias", describe antes de explicar que el diezmo equivalía a una décima parte de todos los productos y las primicias eran las primeras cosechas.

La pieza de Sales tiene en el anverso un crucifijo y el historiador desvela la "característica especial" que tenía esta figura en el románico. "El crucificado no es un varón de dolores, sino un rey victorioso, que triunfa en la cruz sobre el demonio y la muerte", relata. En la época antigua se adoraba la cruz como símbolo de victoria, "tanto de tipo religioso como político", pues salvaba devotos y los reyes las empleaban en las batallas. Esta concepción de la cruz y el crucificado empieza a cambiar "en el siglo XII y XIII, cuando en la Iglesia comienza la religiosidad basada en el sentimiento y el sufrimiento", describe Fernández Conde antes de relacionarlo con una elevada mortandad y las muchas calamidades que sufrían los habitantes de la época. Sin ir más lejos, en el siglo XIV Europa se quedó sin un tercio de su población debido a la peste y estos fenómenos facilitaron la "devoción al Cristo que sufre en la cruz" que el gótico transforma en un "Cristo sufriente y doliente".

El de Sales, en cambio, es un crucifijo "triunfante" que iba "abriendo camino a la procesión" en una cruz portada por el sacerdote acompañado por cada uno de los ministros con antorchas.

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