"La fruta está para chuparse los dedos". Lo dicen los alumnos del colegio público de Infiesto, que durante dos semanas participan en un taller para fomentar una alimentación saludable.
Los jóvenes se han puesto el delantal para elaborar en el comedor escolar sencillos platos, con formas divertidas, en los que la piña, los melocotones o las uvas son los ingredientes estrella. Es el caso de Aitana Molina, de 3.º curso, que ayer optó por cocinar una palmera tropical empleando kiwis pelados para las hojas, un plátano troceado para el tronco y mandarinas para recrear el suelo. Su compañera Nerea Parro, de 8 años de edad, también optó por este menú "porque está rico y es sano y fácil de hacer". Tanto es así que ya piensa cocinarle una palmera de frutas próximamente a su padre por el cumpleaños.
Varitas mágicas, mariposas o cochecitos con sabor a arándanos y manzana son sólo algunas de las recetas que los alumnos del colegio de Infiesto aprenderán hasta mañana, fecha en que concluye el taller.
La iniciativa saludable partió de la profesora Graciela López, encargada de coordinar el programa de salud del colegio. "Se trata de acercar de una manera lúdica a los niños las frutas para que conozcan sus características y las consuman. Había niños a los que no les gustaba la piña y al verla presentada en un plato divertido les entró por los ojos y ahora la comen", señaló. López destacó la buena acogida que la iniciativa está teniendo entre docentes y estudiantes. "Toda la gente se implicó desde el primer momento, incluido el personal de cocina que tiene el material siempre bien dispuesto y nos cede el comedor para trabajar", dijo.
El taller de cocina saludable permite además fomentar la cooperación y el trabajo en equipo. "Los niños no prueban el plato que ellos mismos cocinan sino que tienen que dárselo a los estudiantes de otro curso, hay un intercambio que fomenta la convivencia", explicó la profesora.
