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Cangas de Onís pueblo a pueblo

Tárañu respira ecología

Los vecinos de la localidad, que tiene privilegiadas vistas a los Picos de Europa, buscan autoabastecerse con sus huertas

Por la izquierda, Aníbal González, Laura Pereda, María Irene Sordía, Aquilino Remis, Ramón Labra, Carmen Pérez y Ramón Allende en Tárañu, ayer, con los Picos de Europa al fondo. CRISTINA CORTE

Aníbal González vive en Tárañu "por error". El ovetense conducía rumbo a Llenín para visitar una casa en venta allá por 2002 pero "por fortuna" no leyó bien las indicaciones y se pasó de largo. El paisaje y la amabilidad de los vecinos le convencieron casi al instante de que aquel era el lugar ideal para criar a sus descendientes lejos del bullicio de la gran ciudad. Lo que iba a ser una segunda residencia se convirtió en un verdadero hogar en el que aspira a autoabastecerse gracias a la huerta ecológica en la que cultiva semillas autóctonas de maíz o fabes y donde tiene una compostadora. Cuando llegó la crisis este trabajador de la construcción apostó por reinventarse y construir cuatro apartamentos rurales en Tárañu que hoy son su sustento económico.

Hasta allí se acercan comisionados americanos o visitantes de Arabia Saudí, que se quedan maravillados con las vistas panorámicas de los Picos de Europa. Torre Cerredo o El Llambrión son algunas de las cumbres que se pueden contemplar desde este pueblo de anuncio. De hecho, Paco Lobatón y Ramón Sánchez Ocaña grabaron en Tárañu anuncios para la Central Lechera Asturiana. Los turistas tampoco pierden la oportunidad de fotografiarse con "Pops", "Valentina" y "Nivea", las tres ovejas que sus hijos Iván y Óscar, de 9 y 15 años de edad, cuidan con esmero y de las que en un futuro esperan obtener queso.

Si algo pone en valor González es la "calidad de vida" en esta localidad, ubicada a 11,5 kilómetros de Cangas de Onís, que cada 22 de agosto celebra por todo lo alto el Día de la Velilla. "No tienes que romperte la cabeza para aparcar, el clima es bueno, la gente se siente tan segura que tiene hasta las casas abiertas y en cuanto necesitas algo los vecinos te echan un cable", apunta.

Tárañu cuenta con una veintena de vecinos pero la cifra va en aumento gracias a nuevas incorporaciones, como la madrileña Laura Pereda, que no imagina un lugar mejor para ver crecer a su hija de tres años. En época estival la localidad gana un toque internacional de la mano de unos vecinos rusos que han fijado en ella su segunda residencia.

Por allí pasan además a diario personas haciendo la ruta de Benia a Cangas de Onís, para la que vecinos como María Irene Sordía reclaman desde hace tiempo instalar una fuente con el agua que baja del depósito de La Cotera. La instalación del saneamiento y la mejora de la conexión a internet son otras de las reclamaciones de los vecinos.

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