"Felicidades por este gran trabajo". fueron las palabras que más escucharon ayer los voluntarios que decoraron las principales calles de Llanes con un kilométrico manto floral para celebrar el Corpus Christi. Flores y otros materiales que no faltaron en las alfombras naturales que también se colocaron en otros lugares de la comarca, como Villamayor (Piloña) o Posada de Llanes para llenar de color las calles.

En Llanes, la iniciativa, que surgió hace ocho años de la mano de vecinos como Tato Herrero, se ha convertido en un motivo de orgullo para los lugareños y en un potente activo turístico que consigue atraer a visitantes como la toledana Reyes García. "Está precioso y los vecinos tienen mucho valor pues aún con amenaza de lluvia los residentes trabajaron en la obra hasta el último momento", apuntó la turista. Adornar con más de un kilómetro de flores el centro histórico llanisco no fue fácil, aseguraron colaboradores como Rosa Cué o Isolina Alonso, que desde que amaneció estuvieron trabajando en el diseño floral. "Llevamos un mes picando pino y tiñendo de diferentes colores el serrín, no es un trabajo de un sólo día", destacaron.

En total se emplearon 250 bolsas de serrín y 16 maconas de pino para ejecutar la obra, que cada cierto tiempo los organizadores humedecían con ayuda de una sulfatadora para evitar que se las llevara el viento.

En Llanes desde los más pequeños como Ana Herrero, de tres años de edad, hasta los más veteranos como Pilar Calero, de 78, arrimaron el hombro para que todo saliera a pedir de boca. Como novedad, este año se utilizaron nuevas plantillas de madera con la forma de la flor de lis para decorar las principales vías, obra del residente Raúl Herrero. "La celebración cada vez va a más. El primer año apenas había decoración y éste contamos con la Divina misericordia en la entrada a la calle Mayor o la imagen de Santa Ana en su plaza", contó.

Una de las imágenes que más expectación ayer causó fue la esbozada por la llanisca María Rodríguez a escasos metros de la basílica llanisca. Esta técnico en atención sociosanitaria ilustró la ofrenda de un ramo de manzano al Santísimo por parte de una aldeana.

En Posada los principales protagonistas fueron tres niños y once niñas de primera comunión. Junto a Candela, Covadonga, Edurne, Eva, Inés, Iyán, Lucía, Mario, Nuria, Pablo, Paola y Valeria, participaron en la misa del Corpus Andrea, que había comulgado en Vibañu; y Clara, que lo había hecho en El Mazucu. La celebración, oficiada por Aurelio Burgos, incluyó la lectura de varios textos por parte de los comulgantes, y una posterior procesión hasta la plaza de Parres Piñera. Los niños ayudaron a portar dos estandartes, mientras que las niñas avanzaron lanzando a su paso pétalos de flores, justo por delante de la custodia, portada por el párroco bajo el palio, que llevaban varios padres y un catequista.

En Villamayor la lluvia impidió que los niños salieran en procesión. Pero la fiesta continuaría a la tarde.