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Cangas de Onís pueblo a pueblo

Un banco para Teleña

Los vecinos, en su mayoría gente de edad avanzada, reclaman asientos para reunirse y descansar junto al tablón de anuncios: "No hay donde ponerse"

Sandra y Patricia Labra, Paco Sobero, Teresa Fernández, Ángeles Sierra, José Alonso, M.ª José Alonso, Pilar Iglesias, Mari Rivas y Alberto Alonso, junto a la capilla privada de Nuestra Señora de los Remedios de Teleña, ayer. C. CORTE

Teresa Fernández no es una reina, pero vive en un palacio en Teleña. La construcción -ahora reducida a dos casas y una cuadra- llegó a tener escudo en sus paredes y capilla con altar. De aquella época queda poco más que una piedra que recuerda que Pedro González la restauró en 1776.

"Cuando vine a vivir aquí estaba pintada con cruces, cristos y floreros pero se fue desgastando", cuenta la mujer. Fernández no es una soberana pero si reinara tiene claro cuál sería su primer decreto: poner un par de bancos junto al tablón de anuncios de Teleña "porque los mayores no tienen donde sentarse a descansar ni reunirse". Su petición la comparten vecinas como Pilar Iglesias, de 85 años de edad, o Ángeles Sierra. A falta de un lugar donde reunirse -la antigua escuela fue vendida a un particular- los vecinos acaban buscando cobijo en el portal de José Alonso, que antes de jubilarse (tiene 83 años) regentó el último bar-tienda de la localidad canguesa, en la que gente de distintos países ha encontrado un hogar.

Es el caso del mejicano Francisco Sobero, que llegó para cuidar de su madre María Felisa Iglesias (emigrante retornada de 90 años) hace una década y se quedó en Teleña "porque hay muy buena gente", o de la salmantina Mari Rivas que se casó con un "teleñeco" hace más de medio siglo, tuvo tres hijos y ya no quiso marcharse. Rivas es la encargada de rezar el rosario y de organizar la novena con motivo de la fiesta de la Santina de los Remedios, que este año se celebra el 9 de julio. La capilla de Nuestra Señora de los Remedios -de propiedad privada- se abre ese día para celebrar una misa seguida de procesión y subasta del ramu. El edificio es de tipo popular y nave única, y en su interior alberga un retablo barroco con una imagen de la Virgen con el Niño, de tipo románico. De que la fiesta y la posterior romería nocturna salga a pedir de boca se encarga la comisión formada por las hermanas Patricia y Sandra Labra, Amelia Cueto, Ramón Cuenco, Mamen Sánchez, Silvia Barros y Marta Alonso.

"Una semana antes se rozan los caminos y se deja todo a punto para la procesión, que este año se atrasa para no coincidir con la de Santa Lucía en Sotu Cangues", explican los lugareños, que demandan mejoras para los caminos internos como el que une la Bolera con el Coteru.

La localidad -a la que se accede por la vía AS-14 a casi 10 kilómetros de Cangas de Onís- es famosa por dos cosas: su ganado y sus manzanas. "La tierra es arcillosa y hay mucho sol, por lo que sale sidra de mucha graduación de variedades como la parda o la colorada", apuntan lugareños como Pilar Iglesias. "Antes salían camiones para surtir a lagares de Arriondas y Bimenes pero ahora es más para consumo propio, pues los ratones y algunas enfermedades acabaron con muchas pomaradas", reflexionan. La ganadería sigue siendo el principal motor económico de Teleña. "Aquí no hay casas rurales y se mantienen unas seis explotaciones ganaderas", explica el profesional del sector Alberto Alonso. Este vecino cuenta con 80 cabezas de la raza asturiana de la montaña: "Se adapta muy bien a pastos difíciles". Alonso, de 38 años, augura un futuro difícil en el campo para su hija Marta, de 15 años, "como consecuencia de los ataques del lobo, que la semana pasada mató a tres corderos y un xatu aquí". Sin embargo, lejos de despoblarse, este pueblo de la parroquia de Abamia ha sumado cuatro nuevos núcleos familiares en los últimos años, que elevan a una veintena el número de casas habitadas de continuo.

Teleña conecta por una pista con Aleos y es punto de partida de una ruta a la cruz de Priena, desde donde divisar Covadonga. "Cuando Pelayo pidió refuerzos en la batalla contra los moros las tropas tardaron en llegar y al preguntarles el motivo del retraso dijeron que habían dormido entre leñas, de ahí viene el nombre del pueblo", señalan los residentes.

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