Tirar un árbol tricentenario que forma parte de la idiosincrasia del pueblo y que está a punto de caer, o hacer todo lo posible por mantenerlo en pie. En eso están en la localidad llanisca de Lledías (Lledíes, según la toponimia oficial aprobada por el Ayuntamiento de Llanes y el Gobierno del Principado), donde un castaño situado junto a la capilla de San Francisco preocupa a los vecinos. El "arbolón", que según los lugareños tiene más de trescientos años, corre peligro de caerse sobre la carretera. El lunes, técnicos del Ayuntamiento de Llanes lo inspeccionaron. El edil de Obras, Juan Carlos Armas, aseguró que en función de lo que indiquen los informes de los técnicos municipales se intentará hacer todo lo posible por salvar al árbol . Mientras tanto, buena parte de los vecinos hacen fuerza para que el árbol siga cobijándoles y dándoles sombra. Hasta que se decida qué medidas tomar para salvar el árbol se ha cortado el paso por los alrededores del mismo.

El sentir generalizado es apurar todos los cauces posibles para lograr que el castaño siga siendo, junto a la capilla de San Francisco, el símbolo de esta localidad. Al cierre de esta edición se estaba celebrando un concejo público en el que los vecinos debatían sobre su futuro.

El árbol, según los vecinos y los informes técnicos, no está seco y tiene buena salud. El último saneamiento se realizó hace un par de años. "Lo primero de todo es la seguridad", aseguró ayer el alcalde de barrio de Lledías, Rosendo Noriega, quien dice que una de las posibilidades que se manejan para proteger el castaño es colocar sobre la parte que está a punto de caer, una especie de columna o pilar de hormigón para que lo sujete. Eso o tirar el árbol. "No va a caer de un día para otro pero hay que tomar medidas ya. Debemos trabajar sin prisa pero sin pausa, pues igual viene un viento fuerte y el árbol puede venirse abajo", indicó Noriega, mientras inspeccionaba la zona junto a varios vecinos.

En los últimos días, el murete situado junto al castaño se ha agrietado por la fuerza de las raíces del árbol y la inclinación de éste. Los lugareños temen que el árbol no llegue a San Francisco o San Pachu, la fiesta del pueblo, en octubre. Clemen Argüelles dice que está dispuesta a hacer cualquier cosa por el árbol. "Soy capaz de atarme a él como la Thyssen para salvarlo", advierte. "Junto al árbol juegan muchos críos y lo primero es mirar por su seguridad pero hay que hacer todo lo posible por salvarlo. Si se tirara me llevaría un gran disgusto. Yo jugué aquí, me subí a este árbol y debajo de él me dieron el primer beso", señala esta vecina.

Amalita Puertas siente el árbol como suyo. "Es uno más del pueblo. Así no puede estar pues puede caer y hacer daño a alguien pero no se debe tan poco tirar a la ligera. Para nosotros es muy importante. Significa lo mismo que la plaza Parres Piñera para los de Posada", indicó. Juan Alonso miraba ayer con atención el castaño centenario. "Hay un gran hueco por debajo de su raíz más grande", señaló. José de la Vega aseguró que todos los años buena parte del pueblo consume las castañas que da el árbol más querido por los vecinos del pueblo.