"Muy nerviosa". Así se encuentra J.L.C después de que tres asaltantes la retuvieran en la tarde del martes en su domicilio de Infiesto para sustraerle joyas y dinero. "No pienso volver a abrir la puerta a nadie", explicó ayer a LA NUEVA ESPAÑA la octogenaria antes de subir a prestar declaración al cuartel de Biedes.

La mujer, que vive sola en el Camino Real, en el barrio de La Estación, escuchó el timbre alrededor de las cinco de la tarde y nada más abrir su vivienda dos hombres y una mujer se colaron en su interior, empujándola hasta el dormitorio y reteniéndola en la cama. Mientras ella le tapaba la boca para que las voces de la asaltada no alertaran a los vecinos, los dos hombres revolvieron por completo la casa en busca de su botín. "El otro día nos trataste mal y hoy venimos a por ti", le dijeron. Y es que dos semanas antes del atraco, los ladrones visitaron la vivienda haciéndose pasar por trabajadores de una compañía eléctrica, pero la octogenaria declinó entonces sus servicios.

Los cacos habrían sustraído del domicilio más de doscientos euros y, antes de darse a la fuga en un Toyota gris que tenían aparcado en La Traviesa, quitaron el teléfono a la víctima para evitar que pidiera ayuda.

La mujer, que acaba de recuperarse de una fractura en un brazo, fue atendida en el ambulatorio de Infiesto tras el suceso aunque su estado no presentaba mayor gravedad, más allá del "susto". Después volvió a su hogar, donde les esperaba la Policía Judicial de Sama, que estuvo realizando diferentes averiguaciones en la zona hasta bien entrada la noche.