El principal investigador de la cueva de Tito Bustillo, el prehistoriador Rodrigo de Balbín Berhmann, cree que celebrar conciertos en La Cuevona de Ardines, situada también en el macizo riosellano, no es una buena idea. "El sonido rítmico es lo peor que puede producirse en una cueva", expuso el catedrático durante su conferencia en un tono bastante satírico pero que considera "una realidad. Es enormemente destructivo

De Balbín aseguró que existen estudios realizados con marchas militares y bromeó con el riesgo, aún mayor, que supondría que se interpretase una pieza de Wagner, un compositor más enérgico o violento. Tal es la preocupación del prehistoriador al respecto que llegó a formular la advertencia por escrito. De Balbín planteó otras necesidades, aunque casi convertidas ya en anécdotas, como la del cráneo humano aparecido en las inmediaciones de la cueva La Lloseta, una pieza que un particular tiene ahora en Alcalá de Henares. "No parece el mejor sitio para un muerto riosellano", ironizó el catedrático, tras relatar el esfuerzo de los investigadores para que el autor del hallazgo cediera la pieza para su estudio. "Finalmente aceptó entregar el cráneo a la Consejería y cuando fue no le hicieron ni caso", lamentó De Balbín, quien además recreó para los alumnos del curso una rápida visita por cuevas como Les Pedroses y otras de las que completan las grutas ocupadas del macizo de Ardines.