La decisión municipal de prohibir el estacionamiento en varios "puntos negros" del casco histórico de Lastres entra en vigor a las 12.00 horas de hoy, pero ayer no había ni un sólo turismo aparcado en los lugares, ya señalizados con bando municipal y plano. Esta medida, desconocida por los visitantes que se adentraron en la zona histórica, recibió el parabién de la mayoría de los consultados por este periódico. No así de varios vecinos que no quisieron desvelar su identidad y que ven matices e inconvenientes a la medida.

"Me parece bien, así puedes verlo mucho mejor. Apoyo la medida, aunque haya tardado un poco en aparcar", opinó Juan José Pozo, de Toledo, quien estacionó su coche "un poco esquinado" en un hueco del tramo medio de la carretera general. Pablo Álvarez, de San Sebastián, siguió el símbolo de "parking" que hay a la entrada del pueblo y que le condujo hasta la zona de El Manso, donde a última hora de la mañana todavía quedaban sitios libres. "Lo dejamos ahí porque no teníamos intención de meternos en el cogollo", explicó el turista donostiarra, a quien le parece "genial" la restricción que, traducido en plazas, se calcula impida el estacionamiento a una decena de vehículos. Con todo, él duda de si "alguien se atreve a meterse ahí con el coche". También dejó su coche en El Manso mientras recorría el casco histórico junto a familia y amigos el madrileño José Luis Antón, quien aseguró que lograron sitio "enseguida". Los turistas aprobaron la medida siempre y cuando "haya sitio suficiente para aparcar", pues con menos coches se transita mejor la zona histórica.

Los visitantes presuponen que, si bien para ellos es más cómodo recorrer el casco con menos coches, para los vecinos tiene incomodidades. Hay quien resume la situación con la frase "costumbres hacen leyes" y también otros que ven "graves problemas para aparcar", pero que rehusan identificarse. Para Elvira Sancho y Juan Ainsa, de Zaragoza, la medida aplicada en Lastres es "lo que se hace en todas partes con los cascos históricos" y, pese a que El Manso les parece "un poco lejos" para tomar el vermú en la zona del muelle, opinan que "lleno de coches pierde encanto".

El madrileño Jorge Iriarte coincide en opinar que "como vecino es una faena, como visitante está bien" y relata la estrategia seguida para lograr plaza en el puerto. "Llego, aparco en doble fila mientras tomo algo y estoy pendiente y cuando se va alguien meto yo el coche", relató ante su amigo, quien no ve bien que se quiten aparcamientos en un lugar tan turístico y con tanta escasez de plazas como Lastres.