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Paseo entre la fauna salvaje en Gobiendes

Magalí Suárez regresaba a casa cuando una jabalina trató de embestirla, aunque el animal se asustó y no llegó a hacerle nada

Magalí Suárez, en el exterior de su trabajo, en la localidad de La Isla. P. M.

Lo que menos esperaba Magalí Suárez Celorio cuando regresaba a su casa de Gobiendes (Colunga) el lunes por la noche era ser embestida por una hembra de jabalí temerosa por sus dos crías. "Sería sobre las diez, estaba oscureciendo, que es cuando suelen salir. Debía de estar buscando comida en una finca", relató esta riosellana, vecina de Colunga y amante de los animales.

Suárez regresaba a Gobiendes en bicicleta desde La Isla, donde trabaja, y cuando se produjo el fortuito encuentro ya había dejado la AS-260, la carretera que va al Fitu, y circulaba por el vial que sube a Gobiendes, antes de la iglesia. La jabalina estaba en una finca de pasto y eucaliptos y cuando la vio se paró para sacar la cámara y hacerle una foto.

"En ese momento una de las crías fue contra ella, la avisó. Quizás también se dio cuenta de que estaba allí por el olor", deduce Suárez antes de describir lo que hizo el animal. "Levantó la cabeza, me miró y emitió ese sonido tan característico, que también hacen los cerdos. Fue entonces cuando se vino contra mí, a atacarme", repasa la riosellana, que se llevó un buen susto. Por suerte todo quedó en una anécdota, pues cuando la mujer se movió para escapar la jabalina escapó prau abajo con sus crías detrás.

Pasado el peligro, Suárez la describe como un ejemplar "grande" y asegura que sólo tuvo miedo cuando se dio cuenta de que iba a por ella. "Cuando la vi no, porque me gustan los animales y estoy acostumbrada a verlos. Pero en el momento en que vi que venía contra mí, sí", apunta.

No era la primera vez que ve jabalíes campando por la zona, pues en una ocasión avistó a otra con nada menos que seis jabatos al lado de su casa, "en el propio pueblo de Gobiendes", explicó, antes de apuntar que estos animales van buscando una planta concreta, "una especie de cebolleta", y por eso excavan en las fincas y causan destrozos. Magalí Suárez sabía, además, en qué condiciones suelen atacar estos animales. "Un macho, a no ser que esté herido, no suele atacar. Y con las hembras que llevan crías hay que tener mucho cuidado, pues van a protegerlas", señaló, comprensiva con el comportamiento del animal. El encuentro de Gobiendes es, dentro de lo que cabe, bastante normal, pues es una zona rural y próxima a la montaña.

Más inusual fue lo que vieron los vecinos de la plaza Gabino Díaz Merchán de Oviedo el mes pasado: a un jabalí que fozaba impasible entre los cubos de la basura mientras su "público" le grababa con el móvil. En mayo la Policía tuvo que "torear" otro en pleno casco urbano y también en la capital los cazadores han lanzado la alerta de que en el monte Naranco hay una colonia de más de cien "jabamitas", un híbrido del jabalí con cerdos vietnamitas abandonados por sus dueños.

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