La fiesta en Posada de Llanes no entiende de fronteras. Feligreses de todos los continentes se desplazaron ayer a la localidad para participar en la procesión en honor a Santiago, una de las más multitudinarias que se recuerdan en los últimos años. Un ejemplo: entre las más de cien aldeanas que desfilaban detrás de los ramos de pan se encontraba Mekdes Rozas, natural de Etiopía, que tiene 11 años y desde los 5 toca la pandereta junto a su madre, Esther Carrera, en el desfile hasta la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción.

Más: José Luis Ruenes, dueño de la finca Villa Pilar desde la que parte el cortejo, llegó desde Venezuela acompañado por sus cuatro hijos y diez de sus nietos "para disfrutar de la fiesta más grande que hay". A él y a José Alfredro Pría, el de La Plaza, le ofrecieron los mozos los roscos más grandes de los ramos en señal de agradecimiento. El toque más internacional lo dio Dimitri Naveiras, que se plantó desde la mismísima China para sacar el estandarte que precedía a la imagen de Santiago en compañía de sus tres hijos y su mujer indonesa, Amitha Suratmi. "En mis cuarenta años de vida nunca me la pierdo. Hicimos veintidós horas de vuelo desde Macao pero merece la pena", contó este comandante de líneas aéreas.

La misa, oficiada por el párroco Aurelio Burgos, estuvo animada por unos mariachis que encandilaron a las hermanas mejicanas María del Pilar y Marcela Sainz. "Nos encanta la fusión de culturas. Venimos todos los años porque nuestro padre era asturiano de Tresgrandas y tenemos buenos amigos en Llanes, donde nos acogen muy bien", resaltaron. La fiesta, que por segundo año volvió a estar organizada por la comisión que coordinan los vecinos Carlos Villa y Carlos Pedrayes, contó con la actuación de la "Banda Gaites Llacín".

"Esto va creciendo y este año es más especial si cabe porque mi hijo Juan, que tiene dos años y vive en Córdoba, se viste por primera vez con el traje regional", apuntó emocionado Carlos Pedrayes. Aunque la imagen del patrón de España pesaba mucho y ellos habían dormido más bien poco (el domingo también hubo fiesta en Posada), Iván Nogueras, Jacinto Ardines, Julio Obeso y Miguel Somoano devolvieron "con gusto" a Santiago a su iglesia.

La demostración de bailes tradicionales, en la plaza Parres Piñera, fue una de las más numerosas que se recuerdan: más de 30 guajes y casi otros tantos adultos deleitaron al numeroso público con piezas como la jotina asturiana, o la jota de Cadavedo para acabar con el xiringuelu de Naves y el pericote. Entre las debutantes de este año se encontraba Elba Galán, de 13 años, que aprendió a bailar gracias a los consejos de su amiga Ariadna Pérez y vistió un traje elaborado por su abuela Ernestina Fernández. Aunque aún no sabía caminar Valeria Amor, que a sus 13 meses fue una de las aldeanas más jóvenes, siguió el ritmo de la gaita desde su sillita. "Apunta maneras. En cuanto crezca aprenderá los pasos con su tío Josín Amor, que se encarga de ensayar con los mayores", aseguró su madre Valeria Amor. "Cada vez hay más críos pequeños, hay cantera y da gusto", celebraron vecinas de Posada como Ana Sánchez, que a sus "cuarenta y pico años" lleva vistiéndose de aldeana desde los tres meses "porque Santiago, es mucho Santiago".