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El consultorio oriental

En verano, precaución con el sol y con el agua

Los expertos ven como un "tópico" guardar dos horas de digestión, pero aconsejan no entrar en el mar o la piscina de forma brusca

La playa de El Sablón, en Llanes. EMILIO G. CEA

Es verano y tiempo de refrescarse en piscinas, playas o ríos. Pero en la mochila, además de meter bañadores, gafas, crema solar o toallas, también hay que cargarla con mucha precaución para que la jornada de ocio no acabe en susto o desgracia.

Por ejemplo, los niños no se pueden despistar ni un momento y menos si no saben nadar. Para mayor seguridad es muy importante que ya desde bebés vayan familiarizándose con el agua para que aprendan a nadar cuanto antes. Lo recomienda Francisco Rodríguez García, socorrista acuático y técnico en emergencias sanitarias, además de coordinador de Protección Civil de Piloña y bombero de profesión. Insiste en que "la piscina no es una guardería", pues en segundos el crío puede ahogarse. Así que si todavía no nada, lo mejor es que se bañen con manguitos y burbuja y es importante que lo vean como un juego.

Cuando van creciendo hay que tener mucho cuidado con aquellos juegos que conllevan correr, empujones o tirarse al agua, ya que pueden ser un peligro. "Si nos tiramos en bomba podemos provocar una lesión en la espalda a alguien que venga nadando", explica Rodríguez. De cabeza también se corren riesgos por si se golpea contra el suelo al calcular erróneamente la profundidad o se lleva un porrazo en la nariz. Los empujones pueden terminar con una caída contra el bordillo, que acarree un golpe en el cuello o espalda y derive en una lesión medular.

Pero además de estas precauciones también hay que ser precavidos a la hora de meterse en el agua, pues hay que evitar hacerlo de forma brusca para no sufrir un corte de digestión. Por lo que para Francisco Rodríguez es muy importante pasar antes por la ducha para mojarse las muñecas, la nuca, la barriga y luego todo el cuerpo. Hay que tener cuidado "si llevamos mucho tiempo al sol, si hicimos deporte o una comida copiosa", explica.

Rodríguez argumenta que los cortes de digestión se producen por un cambio brusco de temperatura. El agua está fría y el cuerpo caliente y por ese contraste se produce el shock. Los síntomas son vómitos, escalofríos, piel de gallina, hormigueo en el estómago y los brazos y fuerte dolor de cabeza. Cuando un bañista sufre una hidrocución hay que salir del agua y avisar al socorrista. Eso sí, para Rodríguez lo de guardar dos horas de digestión después de comer sin bañarse no deja de ser un "tópico". Aconseja entrar despacio al agua, acostumbrando el cuerpo a la temperatura del agua. Lo más idóneo es entrar en la piscina siempre de espalda hacia el agua.

En la playa, la clave está en la bandera. La verde significa bonanza, la amarilla precaución y la roja, prohibición absoluta del baño, por lo que saltársela a la torera puede ser sancionable. "Hay que hacer caso de los socorristas, que están velando por nuestra seguridad", responde el piloñés a aquellos que piensan que una bandera roja arruina la jornada playera, cuando lo puede hacer más cometer una imprudencia. En algunos arenales también ondea la bandera naranja para alertar a los bañistas de la ausencia temporal de los socorristas.

Francisco Rodríguez insiste que también en la playa se debe pasar por la ducha antes de zambullirse en el mar. Hay que nadar en paralelo a la costa y en caso de apuro, se ha de avisar al socorrista, pero nunca luchar contra la corriente. En ese caso, Rodríguez recomienda "esperar a que venga una ola para nadar".

El socorrista piloñés resalta que los ríos, lagos y embalses "son muy traicioneros" para darse un chapuzón, así que "hay que tener mucha precaución y siempre tirarse de pie porque no conocemos la profundidad o podemos encontrar una piedra".

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