Juanjo San Sebastián es bilbaíno de nacimiento pero asturiano de corazón. Así lo demostró ayer en el pregón que recitó con motivo de las fiestas del Bollu que organiza en Arriondas La Sociedad La Peruyal. San Sebastián, jubilado de la banca y gran aficionado a la montaña, aseguró que las cumbres de la región eran "las más mágicas de toda España". San Sebastián concluyó su aplaudido discurso asegurando que no deseaba "más paraíso que el que se extiende desde el Sueve hasta Ribadesella" y que jamás cambiaría el Sella por el Tigris y el Éufrates.

San Sebastián, que fue director técnico de la primera escuela-taller de guías de alta montaña del país y colaboró durante más de una década con el programa de la televisión pública "Al filo de lo Imposible", conoce cada palmo de la ascensión al picu Pienzu gracias a su amistad con el pregonero del año pasado, Bernabé Aguirre, natural de Cofiñu, que no quiso perderse la cita.

El bilbaíno, que estuvo acompañado por su mujer y su hijo, tocó el himno de Asturias con el chistu antes de empezar y chapurreó un fluido asturiano durante su discurso, en el que no faltaron las referencias bíblicas. "Antes de enterarme de la historia de Fruela I el paraíso terrenal se ubicaba lejos de aquí, entre los ríos Tigris y Éufrates", señaló. "El pueblo elegido tardó 40 años en llegar desde Egipto hasta la tierra prometida. ¡Hay unos 700 kilómetros por carretera desde el Cairo hasta Tel Aviv! Vale, entonces no había brújulas, pero... ¡40 años! ¿Dónde adquirió Moisés su formación como guía?", bromeó. "¿Qué le hubiesen dicho a Moisés los guías de los Picos, el mismísimo Víctor Martínez o sus hijos Alfonso o Juan Tomás? Claro que en aquella época no había nacido ni el Cainejo, ni el Marqués de Villaviciosa...ni Juanín, ni Bedoya, ni el Rubio, ni siquiera el Duque de Ahumada... y mucho menos existía aún el GREIM (Grupos de rescate e intervención en montaña de la Guardia Civil), uno de los mejores inventos desde que se inventó la rueda", dijo arrancando las carcajadas del público concentrado en la Plaza Venancio Pando.

El pregonero, que cuenta en su palmarés con la integral de Peuterey (arista más larga de los Alpes), el Mont Blanc o la clásica a la Cara Norte del Eiger, recordó que la primera vez que puso un pie en los Picos contaba con sólo 16 años. "Entonces no se había inventado la prisa y cada viaje a los Picos suponía invertir casi dos días para ir y al menos otro para volver. El paro entonces no era una opción, de modo que para venir hasta aquí invertíamos todas las vacaciones del año. Así que el contacto con las buenas gentes que habitáis estos lugares estaba asegurado por la distancia y la precariedad de los medios de transporte de entonces", dijo. "Comenzaban los años 70 y yo sabía que existía Pedro Udaondo, pero ignoraba que también existía La Peruyal que, sin embargo, para mis primeros viajes a los Picos rebasaba sus 20 años de andadura. No teníamos televisión y las noticias con imágenes se daban en los cines" apuntó en referencia al NO-DO. A través de estos boletines conoció el Descenso del Sella (que se celebra entre Arriondas y Ribadesella el 6 de agosto bajo el patrocinio de LA NUEVA ESPAÑA) y comprobó que "existía un río infinitamente más bello que aquellos dos que según la Biblia enmarcaban el Paraíso juntos".