Todos los caminos conducen a Bulnes en el día de la fiesta de Nuestra Señora de las Nieves. Y si no que se lo pregunten al encargado de portar el ramu en la procesión, Alberto Noriega, que llegó acompañado por su mujer americana Anne Burril y sus hijos Ayul, Roberto y Paloma, naturales de Azerbaiyán, El Salvador y Bélgica respectivamente. O a la cubana Emilia Elvira, que con 77 años ponía por primera los vez los pies en la tierra que vio nacer a su padre, Juan Francisco Noriega. "Vine porque me convenció una prima-hermana. Estoy muy emocionada. Esto no se puede describir con palabras" indicó la mujer, que con una foto antigua de su progenitor en la mano siguió la misa campestre desde primera fila. A su lado se encontraba la vecina Guillermina Mier Campillo que a sus 98 años no se pierde la fiesta "por nada del mundo". "Antiguamente se hacía una hoguera al pasar el puente y se rifaba manteca del puerto pero desde que cerraron la escuela ya no queda casi gente en el pueblo", le explicó a la cubana.

Otros, como Eloy Alonso, llegado desde Bélgica, o Ceferino Fernández, que pasó en Londres las últimas cuatro décadas, prefirieron seguir la liturgia desde la terraza del bar.

Los voladores lanzados por el alcalde, Rufino Mier, indicaron a los presentes pasada la una de la tarde que la procesión iba a comenzar. Los encargados de llevar las andas fueron en esta ocasión Arturo Mier, Arturo Campillo, Esteban Mier y Rogelio Mier, que desfilaron con la imagen de Nuestra Señora de las Nieves desde la plaza mayor de La Villa (en Bulnes de Abajo) hasta su capilla, ida y vuelta, antes de que el párroco Pedro Fernández iniciara la liturgia. "Esta es la catedral más bella del mundo", subrayó el sacerdote, en referencia al enclave calizo, ubicado en el corazón del macizo central de los Picos de Europa.

La fiesta estuvo amenizada por el grupo de gaitas "Principado", con el tamboriteru Vicente Trespalacios a la cabeza. El músico lleva tres décadas fiel a la cita porque el trato que recibe de los vecinos (hay seis habitantes fijos durante todo el año) es "excelente". "Tocamos lo que haga falta", aseveró Trespalacios, que antes empleaba casi hora y media en subir a pie a Bulnes caminando, un trayecto que el funicular -único acceso rodado existente- reduce ahora a ocho minutos. El coro de la parroquia de Colombres actuó en la misa y el de Arenas interpretó el cantar del ramu, que el alcalde pedáneo subastó. El mayor rosco fue para el ovetense Juanjo Suárez, que pagó 30 euros. La "puya" fue seguida de cerca por visitantes como la gijonesa Naia Rodríguez, de cinco años, que acudió a la cita vestida con el disfraz de Blancanieves.