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Una vallisoletana planea restaurar el deteriorado torreón medieval de Ludeña

Concha Moncada venderá sus cuadros en Madrid para sufragar las obras del monumento, que perteneció a su madre

Concha Moncada y Lele Azcoitia, ayer, en Infiesto. C. CORTE

Restaurar el torreón bajomedieval de Ludeña. Ese es el sueño que la vallisoletana Concha Moncada de Valdés ha tenido desde pequeña. Su deseo podría verse hecho realidad en cuestión de tres años. Al menos esos son los plazos que baraja esta octogenaria coqueta de ideas firmes que entregó su vida a la pintura.

Sus cuadros "expresivistas" en los que aparecen castos desnudos y jardines son precisamente la llave que va a utilizar para conseguir su meta. Moncada tiene previsto poner a la venta una treintena de obras al óleo en Madrid el próximo invierno, que rondarán entre los 1.500 y los 3.000 euros. La propietaria del torreón de Ludeña es consciente de que una obra tan compleja requiere más dinero pero además de contar con una desahogada situación financiera confía en recibir ayudas por parte de la Consejería de Patrimonio.

El "capricho" de recuperar la construcción medieval de planta cuadrada es en realidad heredado de su madre, Carmen de Valdés Suardíaz. "Cuando yo era pequeña el torreón ya presentaba un aspecto deteriorado y siempre que veníamos para ver los caseríos de la zona la escuchaba fantasear con esa idea. Somos ocho hermanos y cuando falleció yo pedí quedarme con esto", apuntó la pintura, que a sus 87 años sigue en activo en el mundo del arte.

Moncada guarda gran apego a la región, donde pasó muchos inviernos de su infancia. Su tío Juan, marqués del Real Transporte, no tenía hijos varones y por eso y por la "gracia natural" de la joven siempre requería de su compañía a su madre, Carmen de Valdés Suardíaz. "Unos de los mejores recuerdos de mi niñez están en el Palacio de Sorribas, en Villaviciosa, donde vuelvo siempre que puedo", aseguró.

Su matrimonio con el notario fallecido en 2008 Virgilio de la Vega Benayas la llevó a viajar por Lérida, Granada o Madrid, donde en la actualidad reside. En todo este tiempo nunca dejó de buscar un hueco para veranear en el Principado, por donde se dejó ver estos días, antes de partir rumbo a Galicia y Portugal.

La visita al torreón de Ludeña, donde además tiene cinco caseríos, fue ayer parada obligatoria antes de retirarse a descansar al Gran Hotel de Ribadesella. "Falta casi por completo la fachada principal y la parte inferior de las esquinas noroeste y noreste han sido desprovistas de los sillares para su utilización en obras cercanas", lamentó la propietaria.

Llegó al torreón acompañada del piloñés Lele Azcoitia, gran conocedor del patrimonio local. La construcción, que data de finales del siglo XII o comienzos del XIII y es considerada como monumento de interés turístico nacional, está incluida en la lista roja de patrimonio en peligro. "En la actualidad conserva tres plantas aunque debió poseer cuatro. A pesar de su estado de ruina puede admirarse su porte de fortaleza", afirmó la dueña. Por su carácter aislado, de gran valor estratégico al dominar tres valles, los expertos consideran que el torreón pudo cumplir una función militar como torre vigía.

La idea de Moncada es volver a Asturias en otoño para negociar con el Principado la restauración del monumento, que cuenta con una finca de 126 hectáreas. "La idea es dejar una torre-guía para acoger visitas didácticas escolares y de turistas", apuntó. "La gente de la zona no es consciente de que tiene una verdadera joya arquitectónica cerca de casa y eso tiene que cambiar", dijo la pintora, que presume de haber sido jefa de campaña de UCD en Lérida en 1982. "Contratar a un arquitecto homologado y hacer el proyecto llevará tiempo pero confío en ver mi sueño hecho realidad", concluyó.

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