Escasa pero con mucha calidad. Así llega este año la cosecha de avellanas en Piloña. Los agricultores del concejo trabajan estos días a pleno ritmo para "mesar" (coger) y esbillar el fruto que el 2 de octubre será protagonista indiscutible del LXV Certamen que se celebra en Infiesto.

Los profesionales del sector no se ponen de acuerdo sobre las causas que han podido provocar la merma en la cosecha de avellanas pero tienen claro que la "loca" meteorología ha jugado un papel fundamental. Es el caso de Jaime Artidiello, que cuenta con una pequeña plantación en El Piñuecu, cerca de La Marea. "Vino demasiada agua al principio y luego muchos calores en verano", dijo. "Normalmente bajamos al certamen unos 20 kilos pero este año no tenemos nada y no podremos participar", lamentó. "Lo que sí hay este año son nueces. Están los nozales a rebosar", apuntó.

En la misma línea se expresó José Cardín, que cuenta con una treintena de avellanos en Espinaréu. " Otros años se recogen más de cien kilogramos, pero éste no hay nada que apañar porque hay mucha seca", aseguró este vecino de 80 años que también descarta participar en el certamen por la escasez de fruto.

Quien sí participará es su vecina Isolina Lobeto, que cultiva una plantación de más de treinta avellanos en Pedrosu. "Es una tradición y el fruto tiene muy buena acogida. En los últimos dos años ha habido un repunte en la demanda y nos las quitan de las manos", celebró la piloñesa. Y es que la avellana se ha convertido en un producto muy apreciado por la industria agroalimentaria y por particulares. Por eso no duda de que los 30 kilos que el próximo 2 de octubre pondrá a la venta "volarán" de su puesto antes de que concluya la mañana.

La cifra se aleja mucho de los 150 kilos cosechados en anteriores ediciones (es un 80% menos)."No sé que pudo pasar, este año igual no florecieron bien. La avellana viene tardía (en vez de la última semana de agosto se ha recogido en las primeras de septiembre) y escasa pero de una calidad muy buena", resalta. Para Lobeto la limpieza y el abono de los árboles "con cuchu" después de "mesar" es fundamental para asegurar futuras cosechas. "La gente joven ya no sabe cortar bien los cañones para que las ramas más jóvenes vayan rectificando", afirmó.

El kilo de avellanas alcanzó un precio de seis euros en el Certamen de la Avellana de Piloña el año pasado, una cifra que los cosechadores confían en mantener en esta edición. Los interesados en participar pueden inscribirse en el Ayuntamiento piloñés antes del 26 de septiembre.

Para poner de acuerdo a compradores y vendedores y evitar que se pierda el cultivo de la avellana nació en 2013 el grupo de trabajo "Gabitu", que busca la complicidad de la administración local y regional para promocionar la avellana. El colectivo, que cuenta con el apoyo del Centro de desarrollo rural "El Prial", se reúne mensualmente para estudiar líneas de actuación a seguir y achaca la baja cosecha de avellanas a un envejecimiento de la población. "La comercialización más allá del festival se perdió y hay que concienciar a los jóvenes de que sí hay demanda, que no deben dejar el cultivo.", explicó Cándido Díaz, uno de sus principales impulsores.

"Gabitu" solicita a la Consejería un estudio de fincas de avellanos recuperables

a escasez de avellana se ha generalizado este año en Piloña. Así lo constata un sondeo realizado por el grupo de trabajo "Gabitu" para cerciorarse de que la baja productividad no se cebaba sólo con determinados territorios del concejo. El colectivo, creado en 2013 para mantener la producción avellanera en la zona, tilda de "especial" la cosecha de este año y confía en que se registre un repunte en la próxima temporada. "Los cosechadores no se ponen de acuerdo en las causas, unos lo atribuyen a una lluvia ácida registrada durante la polinización, otros a una excesiva niebla" , explican. El grupo insta a la Consejería de Medio Rural a incorporar en sus planes de actuación la recuperación del cultivo e iniciar un estudio de las fincas de avellanos aún recuperables en el Principado. "Gabitu" también resalta la necesidad de acelerar las acciones que permitan tener un vivero regional donde se puedan conseguir plantones locales como la Casina o Espinaréu.