Un equipo astur-británico de espeleobuceadores ha hallado en una cueva de Onís el sifón más hondo conocido en Asturias, pues baja a 60 metros de profundidad. El descubrimiento se produjo durante la exploración de la cueva conocida como Oyu la Madre, donde se sitúa el nacimiento del río Casañu, y que es una de las "joyas" desconocidas del concejo de Onís.

La exploración corrió a cargo de cuatro ingleses, Jason Mallison (jefe del grupo), Rick Hudson, Ashley Hiscock y Emma Heron, que protagonizaron la mayor parte de la aventura, y los asturianos Adrián González y Jesús Manteca. Los seis son miembros del club inglés Cave Diving Group. Además, los dos asturianos son miembros del Grupu d'Espeleoloxía Gorfolí, con sede en Avilés.

El grupo astur-británico acude cada dos años al Oyu la Madre para estudiar esta caverna, de la que se ha explorado ya aproximadamente un kilómetro y medio, y que está situada en la zona de Soñín, a un paso del parque nacional de los Picos de Europa. Entre los objetivos del grupo está realizar el mapa topográfico de la caverna, que alterna zonas secas y tramos en los que se hace necesario bucear.

"Una gran sorpresa"

Entre los principales atractivos del Oyu la Madre Adrián González señaló ayer los siete sifones hallados hasta el momento, el último de los cuales, descubierto en esta última expedición baja a 60 metros de profundidad y luego vuelve a subir. Fue, según Adrián González, "una gran sorpresa", porque el grupo no esperaba un sifón de semejante tamaño. "No contábamos con eso, porque en los Picos de Europa los sifones suelen tener entre 10 y 30 metros de profundidad.

Precisamente la profundidad del sifón provocó que los espeleobuceadores tuvieran que dejar el lunes para una próxima campaña la exploración del siguiente tramo, más allá del séptimo sifón, ya que no disponían del equipo necesario.

Una de las peculiaridades del Oyu (forma asturiana de ojo en la zona) la Madre es que el agua está "muy fría", a una temperatura de unos 6 o 7 grados, lo que obliga a los espeleobuceadores a utilizar trajes especiales para evitar hipotermias. La cueva presenta zonas muy estrechas, en las que hay que arrastrarse y galerías más anchas. Es "muy atractiva" para los aficionados a la espeleología y al buceo, señaló González.

"El sifón desciende a 60 metros de profundidad, hace una especie u y asciende. Ahí lo tuvimos que dejar", indicó el integrante del grupo Gorfolí, que anunció una nueva campaña para 2018, pues el año que viene el equipo astur-británico continuará con la exploración del Pozo Azul, en Burgos.