Raúl Carriles Barro sopló las velas de su 101.º cumpleaños con ayuda, pero solo porque estaba más preocupado de hincarle el diente al merengue que de apagarlas. Y es que su debilidad por el dulce no decae. Este vecino de Naves, en el concejo de Llanes, el más veterano del pueblo, que fue durante muchos años corresponsal de LA NUEVA ESPAÑA, celebró en familia su cumpleaños.

Carriles disfrutó de una salud envidiable y fue perfectamente autónomo hasta poco después de cumplir los cien años. A partir de entonces, ha sufrido algunos achaques que le han mermado un tanto sus facultades físicas. Pero, según sus familiares, todo depende del día, pues aunque hay algunos que se siente cansado y prefiere pasar la mayor parte del tiempo durmiendo, hay también otros en los que está activo y hablador.

Raúl Carriles, que comenzó a trabajar en la tejera con 12 años, es el fundador de uno de los establecimientos de mayor solera del concejo llanisco, Casa Raúl. Pero, además de empresario, fue pinche, tejero, labrador, soldado, estraperlista, chófer, corresponsal, taxista...

Amante de la vida sana, "sin excesos y sin vicios", según destacaba cuando alcanzó la centena, Raúl Carriles vive en Naves con su hijo menor, Juan Carlos; su nuera, Elisa Sánchez, y, cuando sus estudios y sus ocupaciones se lo permiten, sus nietas Claudia y Alicia. Raúl Carriles es fiel seguidor del bando navizu de Santa Ana, así como del Real Oviedo y del Real Madrid.