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Diálogos orientales | MARÍA JOSÉ VILLANUEVA | Vicepresidenta de la Asociación Española de Ejecutivas y Consejeras, imparte mañana (18 horas) una conferencia en Ribadesella

"Al ritmo actual, tardaremos más de cien años en lograr la igualdad de género"

"Para llegar a puestos directivos muchas veces la mujer usa un tipo de liderazgo masculino, cuando lo que aporta valor son las sinergias entre ambos géneros"

María José Villanueva. LNE

María José Villanueva (Madrid, 1967) ha trabajado por cuenta ajena en el sector farmacéutico y ha desarrollado una carrera empresarial en mercados como el de la comida "take away" (tomar y llevar), los productos de limpieza ecológica y la decoración y reformas. Veterinaria de formación, es socia fundadora y vicepresidenta de la Asociación Española de Ejecutivas y Consejeras y tiene en Piloña su casa de verano. Mañana impartirá una conferencia en el ciclo que la Asociación de Estudios Americanos del Principado de Asturias (AEAPA) organiza en la Casa de Cultura de Ribadesella.

-¿Por qué es necesario un colectivo como el que preside?

-La misión de la asociación es acelerar el acceso de la mujer a la alta dirección bajo la premisa del talento sin género. Lo que queremos es que los puestos sean ocupados por los mejores profesionales, independientemente del género que tengan. Creemos que es la manera de conseguir y mejorar el equilibrio de género, tan necesario en el entorno socioeconómico en el que vivimos.

-¿Están en contra de los cupos en gobiernos y empresas?

-No, en unos casos medidas como los cupos o cuotas serán muy buenas y efectivas y en otros no. Lo importante es que todas las actuaciones tengan objetivos claros, que además sean medibles y se ejecuten todas las acciones necesarias para conseguirlos. Que no se queden en una declaración de buenas intenciones. Hay países donde hay cuotas y los resultados no son tan buenos y otros que, sin tenerlas, consiguen buenos avances.

-¿Puede estar dejando esta cuota fuera al mejor profesional si se trata de un hombre?

-Vivimos en mundo liderado por hombres y hablar de igualdad de género es entrar en competencia. Es un argumento muy fácil de utilizar cuando, si seguimos al ritmo actual, nos quedarán más de cien años para alcanzar la igualdad de género.

-¿Tienen los hombres miedo a que se logre?

-Puede ser, puede haber una base de miedo, porque siempre que nos enfrentamos a un cambio los humanos reaccionamos de forma defensiva, porque nos da miedo. En general preferimos el confort y el cambio nos asusta. Además supone esforzarnos y a veces también nos da pereza.

-¿Cuáles son los principales escollos con los que se enfrenta la igualdad de género?

-Hay barreras externas que el propio medio impone a la mujer, por ejemplo la brecha salarial o el techo de cristal. Pero también hay otra parte que tiene muchísimo peso en la propia mujer: las barreras internas impuestas por estereotipos con los que crecemos desde hace tantísimas generaciones. Las mujeres en muchos casos somos excelentes trabajadoras pero no buscamos visibilidad. En otros casos no mostramos ambición y eso no quiere decir que no queramos avanzar o desarrollar una carrera profesional, pero no lo expresamos de la misma manera que los hombres. Somos mucho más exigentes con nosotras mismas. También influyen otras cosas: muchas veces los estereotipos nos hacen asumir tareas como el cuidado de los hijos y somos nosotras quienes no buscamos y pactamos la conciliación con nuestras parejas.

-Tal y como está planteado, ¿se ve la mujer obligada a elegir entre la maternidad y la carrera profesional?

-Muchas veces la mujer para llegar a puestos directivos usa un tipo de liderazgo masculino, cuando lo que aporta valor son las sinergias entre hombre y mujer. Muchas para tener una carrera y llegar a puestos de alta dirección sí es cierto que renuncian a crear una familia. También hay otras que son capaces de desarrollar ambas facetas. Esto también está ligado a tener una pareja implicada en el desarrollo profesional de la mujer, que la apoye y concilie.

-¿Un mayor acceso de mujeres a puestos directivos facilitaría las cosas al resto?

-Cuando una mujer se comporta con liderazgo femenino sí puede ayudar a otras. Pero la realidad es que, por desgracia, no nos apoyamos muchas veces todo lo que deberíamos. Hay que asumirla y nosotras somos las primeras que tenemos que luchar para cambiarla.

-¿Ha encontrado alguna peculiaridad a este respecto en el tejido empresarial asturiano?

-En Asturias sí que hay una mujer emprendedora, capaz de crear empresa y hacerse autónoma, es luchadora.

-Ha trabajado en Latinoamérica, ¿existen diferencias con respecto a Europa?

-La situación es bastante diferente. Allí ha habido un avance de la mujer como figura política con varias presidentas de gobierno, pero hay un número muy grande de mujeres en una situación precaria, sobre todo en las zonas rurales y con un alto porcentaje de población indígena. En España hay un porcentaje mucho mayor de mujeres que se sitúan en nivel medio, afortunadamente.

-Alerta de un plazo de cien años para la igualdad efectiva, ¿qué pasos se tienen que dar?

-Tiene que haber políticas estructurales por parte de los estados y es fundamental elevar el nivel educativo de la mujer. Un sesenta por ciento de las mujeres en España van a la universidad, pero en América Latina están con la Secundaria. Acceso de calidad, eliminar brecha salarial y políticas de conciliación, pero tanto para mujeres como para hombres. Hablamos del respeto de los derechos, pero también del incremento tan grande en productividad que supondría este equilibrio de género. Por otra parte, destacar la importancia del papel de la mujer en la transformación digital del mundo, que afecta a cómo vivimos, cómo nos relacionamos, cómo hacemos negocios, cómo somos consumidores, etcétera.

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