Quieren medidas "urgentes y drásticas" para frenar la superpoblación de jabalíes. Esa es la demanda de los vecinos de la localidad piloñesa de Ludeña, que han visto arruinadas sus últimas cosechas de maíz como consecuencia de la entrada de los suidos a los cultivos del cereal.

Los lugareños aseguran que ni las mallas cinegéticas ni los cercados electrificados sirven para disuadir a estos animales que, según su versión, invaden sus prados aunque estén cercados y campan a sus anchas por las inmediaciones de las casas. "Tenemos contabilizados como unos veinte ejemplares, que salen de paseo desde por la tarde y acaban con todo", explica el agricultor Adrián Quintana. El joven ha perdido más de media hectárea de las dos que plantó este verano para dar de comer a sus animales en invierno.

Lo mismo le ocurrió a su vecino Javier Méndez, que ha visto comprometida la cosecha de casi tres hectáreas que plantó en una de las fincas que posee en Ludeña. "Siempre se registra algún percance, pero de tanta intensidad como este año no, es exagerado. Hay que levantar todo y volver a sembrarlo, con la pérdida de tiempo y monetaria que conlleva", apuntan los afectados.

Algunos de los propietarios de los terrenos dañados se han puesto en contacto con los guardas del coto de caza de Piloña para solicitar una compensación. "Hablamos con ellos y quedaron en venir a ver los daños. Confiamos en que no se quede sólo en buenas palabras y los paguen pronto, aunque lo que realmente queremos no es ayuda económica, si no que tomen medidas, como aumentar los cupos de caza para que los daños no se repitan", explican los propietarios.

Los lugareños también invitaron a la Consejería de Desarrollo Rural a tomar cartas en el asunto, ya que consideran que los tejones también son culpables de los daños que han sufrido este verano sus plantaciones de maíz.

La de Ludeña no es la única localidad piloñesa en la que los jabalíes han provocado destrozos en las cosechas. En Bierces, vecinos como Celso Sánchez también denunciaron estos días daños en sus terrenos. "En quince días toca volver a plantar y tenemos miedo de que, si no se toman las medidas oportunas, los daños se repitan o incluso vayan a más", lamentan.