El alfabeto rúnico, el que solían utilizar en la antigüedad los pueblos nórdicos, está más presente entre nosotros de lo que creemos. Por ejemplo, el símbolo del "bluetooth" son dos runas superpuestas, al igual que ocurre con el que representa la cobertura de los móviles. También abarca símbolos religiosos como el de la capa pontifical. En este último caso se trata de dos runas superpuestas, "gebo" y "wunjo". Son interpretadas como el monograma de Cristo. Incluso influye en las señales de tráfico, como la que indica dirección única o el paso a nivel. Marcas de coches como Citroën, Renault o Volvo también recurren a las runas en sus logos. Lo explica el piloñés Ignacio Vázquez, runólogo e investigador de esta disciplina desde hace más de 15 años.
¿Pero qué es la runología? Vázquez responde: es el estudio del antiguo alfabeto rúnico, el "Futhark", más conocido en la actualidad por el uso que le dieron los antiguos pueblos nórdicos (vikingos). Surgió de la fusión del arte ideográfico empleado en el neolítico tardío con la ideografía veda (oriental). El significado literal de runa es "misterio, susurro, sigilo", apunta Vázquez, fundador de la primera escuela de runología de habla hispana, que tiene proyección internacional, con sede en Asturias y delegación en Argentina. Se llama Uppsála y acaba de inaugurarse. Funcionará a través de internet, no es presencial y están gestionando el aval universitario.
Vázquez explica que el alfabeto completo, el "Futhark", "está formado por 24 símbolos geométricos y su estudio revela importantes claves". Añade que es un mapa en el que analizando y estudiando antiguos escritos nórdicos como las "Sagas" y las "Eddas", descubrimos múltiples referencias espaciales, matemáticas, físicas y astronómicas.
Vázquez lamenta que la runología haya sido "desvirtuada" y se reduzca a la adivinación. "Esta falsa asociación sólo responde a una deformación de este valioso legado de la humanidad", que, según defiende el runólogo, "contiene importantísimas claves para el conocimiento en diferentes vertientes: culturales, científicas, históricas, etimológicas, antropológicas y también trascendentales".
Así que el objetivo de esta escuela es tratar de transmitir a la sociedad "un conocimiento que tiene que ver con nuestras raíces", pues para Ignacio Vázquez "preservar y cuidar este legado es un acto de justicia cultural". Estos estudios se dirigen a filósofos, historiadores, antropólogos, científicos o cualquier persona que esté interesada.
En esta mala fama de la runología, incide, también ha tenido mucho que ver la Iglesia Católica, "que arrasó con todo aquello que consideró que suponía una amenaza, llevándose por delante gran parte de las antiguas tradiciones como sucedió en Europa con la vasta riqueza herbal y fitoterapéutica". Lo mismo ocurrió con gran parte de las tradiciones paganas, que se las apropió cristianizándolas. Pero sorprendentemente, mucha de la simbología rúnica aún sigue presente en el catolicismo. Sirven como ejemplo las dos runas superpuestas de la capa pontifical, ya comentada. Ni Adolf Hitler fue indiferente a los símbolos rúnicos. Los nazis se apoderaron de ellos en sus estandartes, como es el caso del servicio de seguridad, las SS, o la propia esvástica, que es de origen védico.
Tanto el coordinador de Uppsála, Pablo Runa, como su fundador, J.I.Vázquez, quieren acercar este conocimiento. "Tenemos lo que posiblemente es el temario más extenso que se ha creado jamás sobre runología porque abarca distintas disciplinas", resaltan. Además, los muchos años de estudio de Vázquez y Runa han permitido llegar a conclusiones e interpretaciones hasta ahora desconocidas. Pretenden ofrecer un conocimiento para que cada alumno lo utilice como desee para no caer en dogmas. La formación completa son tres años.
