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La Atalaya, la playa que une

Cuarenta usuarias del arenal riosellano reivindican en su cena anual más atención para un espacio cada vez más concurrido

Estela Rosete, en el "photocall" del evento. P. M.

Les une el amor por la playa de La Atalaya, en Ribadesella, para la que reclaman más atención. Las usuarias del pedral urbano celebraron el jueves su cena anual y coincidieron en que "está muy abandonada para la importancia que tiene. Se limpió dos o tres veces nada más, no siegan y se pusieron unas bolsonas para la basura", explicó Estela Rosete, quien añadió que "no han cumplido las promesas de instalar casetas de baños y otras mejoras". En total fueron cuarenta las mujeres que, como cada último jueves de septiembre, se reunieron en una cita que cumplió su tercera edición con cada vez más añadidos. Entregaron a las asistentes un detalle, un bolígrafo que es barra de labios, además de sortear muchos regalos y entregar a las no afortunadas una chocolatina con la playa de La Atalaya impresa en el chocolate que elaboró María Agüeria, de la confitería "Campoamor" de Arriondas.

Contaron, además, con un "photocall" en el que pudieron ponerse por un momento tras un bañador de principios del siglo pasado. "Antes los hombres se bañaban a la izquierda y las mujeres a la derecha, no podían ir todos juntos", describió Rosete, quien calcula que esta norma quedó en desuso hacia la posguerra. La playa de La Atalaya ha sido famosa por sus "baños curativos", pues cuenta con "jacuzzi natural" a media marea, cuando el agua se arremolina entre las piedras y el bañista está, al mismo tiempo, entre algas.

Ha sido, por otra parte, la playa de los riosellanos, aunque "ahora van bastantes veraneantes. Este verano hubo días de estar saturadísima", remarcó Rosete. De entre los cuarenta y los casi noventa, las bañistas entregaron un regalo a la más veterana, Mari Flor Belío, de Oviedo.

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