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Lastres no quiere jugar con pupas

El parque infantil tiene algunos juegos con barras y puntas sueltas y los padres consideran necesaria una barandilla que evite caídas en la pista polideportiva

Por la izquierda, Manuel Méndez, Gonzalo Nayandía (en la cúspide de la pirámide), Mario Montoto, Lucía Braña y Lucía Montoto, ayer, en el parque junto a la iglesia de Lastres. P. M.

Los niños de Lastres quieren juegos libres de pupas, para lo que es necesario que se mantengan los espacios públicos de ocio en buenas condiciones. Es el caso de parque de "junta", al lado de la iglesia parroquial, donde más de un juego necesita de una reparación. Muy cerca está la pista polideportiva, donde las familias verían con buenos ojos una barandilla que evitase caídas del nivel superior al asfalto.

En el parque son varios los puntos que pueden entrañar un peligro para los niños. Uno de los juegos, un bloque cuadrado de madera, tiene partes sueltas en la red para trepar y "puntas al aire", destacan los propios pequeños, buenos conocedores de las carencias de su espacio de juego. A la pirámide, también de madera, le falta una de las barras, pero más expuestos están a hacerse una herida con la que cuelga.

Por otra parte, los niños lastrinos tienen la suerte de disfrutar de un amplio espacio de juego entre este parque y la pista polideportiva, una zona que comprende la plaza de la iglesia y que está libre -en su mayor parte- de la circulación de los coches. Corren de un lado a otro sin que existan grandes peligros, aunque agradecerían un mayor mantenimiento, por ejemplo, de lo que conocen como "el poli". "Estaría bien que colocasen una barandilla en uno de los laterales de las gradas, pues alguno puede despistarse y caer desde el firme que está al nivel de la carretera al asfalto de la pista", explican los padres, quienes, por otra parte, agradecen la existencia de un espacio que más de un progenitor ya disfrutó en su infancia, pues fue construido hace más de tres décadas. "El poli" está situado entre el barrio de El Manso y la carretera general, entre dos urbanizaciones de viviendas.

La parte más próxima a la carretera es más sombría y las familias explican que, cuando llueve, no seca, lo que favorece el crecimiento de un verdín que convendría limpiar de vez en cuando. Puestos a pedir, la pista polideportiva presenta un leve hundimiento en el extremo norte y entre la instalación y la carretera hay algún bache que arreglar.

Es de valorar, sin embargo, que la pasada primavera se colocaron porterías de fútbol y canastas de baloncesto nuevas, pues las anteriores tenían bastantes roturas. Las porterías tienen algún agujero, pero achacado por las propias familias a los chavales, al igual que la red que protege la pista, que ha sido remendada recientemente para que los balones no se cuelen en las fincas colindantes.

En Lastres hay quien denuncia, además, que los niños no pueden apenas jugar en la pista sin hacerse daño en las rodillas, pues "va llenándose de piedras y grijo". No obstante, los padres consultados por este periódico no ven tal situación, ni ayer había resto alguno. "Es una pista de alquitrán y si caen, lógicamente, se harán daño, pero como en cualquier otro sitio asfaltado con el mismo material", explican algunas familias antes de ironizar con que no se puede pretender que los niños jueguen en la calle "sobre moqueta".

Junto al "poli" hay un pequeño parque infantil para el que hay vecinos que piden una renovación, como también lo piden para la otra zona infantil de la villa marinera, la situada en la curva de El Barrigón, junto al edificio que albergó la Oficina de Turismo hasta el verano pasado. En este parque se estrenaron, en agosto de 2014, varios aparatos para mejorar la movilidad de las personas mayores.

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