La belleza del paisaje piloñés y la necesidad de conservar el medio natural fueron los temas estrellas del pregón que el presidente del Certamen Internacional de Fotografía "Memorial María Luisa", Román Benito, ofreció ayer en Infiesto con motivo del XLV Festival de la Avellana.

Benito hizo referencia a la escasa cosecha de este año que "no debe ser obstáculo ni motivo de desaliento" y como ejemplo puso el concurso de fotografía de naturaleza piloñés, que empezó en 1990 de forma modesta y en la actualidad aglutina a los mejores retratistas del mundo. "Si una diapositiva de las de entonces fue capaz de llegar donde llegó, también debería ser posible que una avellana piloñesa pudiera llegar mucho más lejos de los que en estos complicados años podemos imaginar", dijo.

El pregonero recordó sus primeros contactos con el mundo rural en la niñez, cuando acampaba con su hermano en La Rozuca o iba de excursión caminando hasta Esteli para visitar a sus abuelos. Benito aseguró que en sus viajes para descubrir montañas como las del Nepal nunca faltaron ni las avellanas ni los palos de avellano, estos últimos utilizados a modo de bastones para ayudarse a subir las lomas más empinadas.

El presidente del "María Luisa" puso en valor el esfuerzo de los agricultores por conservar "una tierra única, con un paisaje y una diversidad difíciles de encontrar". "La belleza de nuestros valles, ríos, costa, bosques, fauna y de nuestras montañas queda impregnada en el sabor y la calidad de los frutos que nacen de estos lugares convirtiéndolos en productos únicos", subrayó.