Buena manzana, mucha limpieza y el amor que se pone en las cosas que a uno le gustan. Estas son algunas de las claves para conseguir una buena sidra, requisitos que abundan en el concejo de Colunga. Con 35 productores presentados al I Concurso de Sidre Casero del concejo, organizado por la comisión festiva de Güerres, la historia reciente avala un lugar propio en la elaboración y venta de la bebida asturiana por excelencia.

En Colunga queda ahora un solo llagar profesional, Sidra Crespo, pero el exalcalde y ganadero jubilado Daniel Gancedo, productor de sidra casera en Coceña, conoció empresas "familiares, pero con una cierta capacidad y venta" en Loja, Gobiendes, Carrandi, Pernús y Carrandi, entre otras localidades. "La comercialización era comarcal casi siempre. Se vendía en las espichas, donde se abría un tonel y se juntaba la gente a jugar a los bolos", describe Gancedo antes de apuntar que parte de lo que no se vendía o lo que salía malo se destinaba a un vinagre que tenía mucha demanda en la industria conservera de Lastres, para hacer el escabeche. En su casa se ha hecho sidra "de toda la vida" y a los quince o diecisiete años empezó a hacerla en Coceña con su tío abuelo, Aurino Gancedo. Desde entonces ha mantenido esta laboriosa tradición, sacando horas durante la noche cuando estaba en activo.

También Rubén Carús y Ángeles Somoza, de Conlléu, destacan el trabajo que conlleva hacer la sidra en casa. El primero lleva más de cuatro décadas mayando, una técnica que aprendió con su tío Perfecto Llera en La Vega de Pernús. Siempre lo han hecho para consumo propio, y este año, que pasaron de las 2.000 botellas con la sidra dulce, obtuvieron el segundo premio en el concurso de Güerres. No venden porque esta cantidad casi no les llega para casa, amigos y familiares, ya que Carús cambia sidra por Albariño con su cuñado gallego. Ninguno de los dos encuentra motivos por los que "en Colunga no pueda haber tan buena sidra como en Villaviciosa", que parece haberse llevado toda la fama de esta parte de la región.

"El Hórreo"

La comparación entre ambos concejos es inevitable al hablar de una de las industrias más potentes que tuvo Colunga, la fábrica de sidra achampanada "El Hórreo", que la familia de Los Pablos puso en marcha a finales del siglo XIX en lo que hoy es la Avenida de la Playa, saliendo de la villa colunguesa en dirección a Lastres. Aquella factoría empezó antes que la maliayesa de "El Gaitero" y alcanzó fama internacional, pero la Guerra Civil detuvo una producción que nunca se reanudó. Mientras, los de Villaviciosa se hacían con el mercado.

Con todo, en la actualidad el concejo mantiene buen pulso sidrero, lo que quedó de manifiesto en el concurso. Rubén Pedrayes, de Lue, se hizo con el tercer premio gracias a la sidra que hizo con las que, a su juicio, son las claves: "una buena limpieza y buenas manzanas, con mucha variedad y que no sean de cuchillo, de mesa". Ellos emplearon el fruto de las pumaradas que tienen en Lue y en Miravalles (Villaviciosa). Manzanas de calidad también las hay en La Poledura y en La Llavandera, donde Alejandro Collado, más conocido como "Jan", plantó los árboles de los que ahora su familia se abastece para hacer la sidra que ganó el primer premio en el certamen colungués. "Jan", ahora enfermo, era conocido por convidar a cuantos pasaban por delante de su casa, en La Poledura, a un "culín".