Más días de apertura, más visitantes y, como consecuencia, mayor porcentaje de ocupación global. Este es el balance de la temporada que se acaba de cerrar en la cueva de Tito Bustillo, en Ribadesella, donde entre el 16 de marzo y el 31 de octubre entraron 22.773 personas, un 7 por ciento más que en la temporada anterior. Son datos proporcionados ayer por la empresa que gestiona las visitas (Recrea) y que suponen un índice de ocupación del 93,72 por ciento.

La gruta con arte rupestre ha estado abierta al público este año durante 162 días, nueve más que el año anterior, que se inició casi dos semanas más tarde. En 2015 fueron 21.161 los visitantes que accedieron a Tito Bustillo, dando lugar a un índice de ocupación del 92,2 por ciento. Los meses de mayor ocupación han sido, como en temporadas anteriores, los de junio (3.112 personas), julio (3.414 personas), septiembre (3.244) y octubre (3.088). Agosto, en plena temporada alta del concejo riosellano, registró sin embargo menos de 3.000 visitas, en parte debido a los días que la cueva cierra con motivo de la fiesta de Las Piraguas.

Si bien el margen de crecimiento de los visitantes en la cueva es escaso (Cultura amplió en nueve días el calendario, pero el cupo de personas que pueden entrar diariamente se ha mantenido en 150) esta ha sido una temporada de mucho movimiento en Tito Bustillo. Trabajadores de la cueva notaron mayor presión de consultas para visitarla, una consecuencia lógica si se tiene en cuenta el aumento general de turistas que ha habido en la comarca del Oriente. Quienes no hayan podido admirar las pinturas rupestres que alberga la gruta tendrán que esperar a la próxima temporada, que previsiblemente comenzará antes de Semana Santa. Existen otras opciones, como la visita al centro de arte rupestre (abierto todo el año) o a la Cuevona de Ardines, que se ha programado para los sábados de noviembre y diciembre, con reserva previa, a las 11.45 horas. Declarada Patrimonio de la Humanidad, a Tito Bustillo le quedan por delante varios meses de descanso en los que es probable que se inunde por las crecidas del río San Miguel. Cierra, por otra parte, una temporada que además de por el aumento de visitas se recordará por la colocación de las señales en la Autovía del Cantábrico (A8), una reivindicación histórica en el concejo.