En medio de un sobrecogedor silencio decenas de personas despidieron ayer en la iglesia de Santa María Magdalena de Ribadesella a Perico Alonso, uno de los hijos adoptivos más queridos de la localidad e impulsor del mundo del surf en este rincón del Oriente, fallecido el pasado miércoles mientras practicaba este deporte en compañía de su hijo en la playa de San Marina.

Los rostros serios y los ojos vidriosos de muchos de los asistentes al funeral daban cuenta de lo querido que era Alonso a orillas del Sella. Una legión de surfistas de todas las edades, muchos de ellos inmersos en este deporte gracias a sus enseñanzas, se congregaron en los alrededores de la iglesia riosellana para arropar a familiares y amigos de Perico Alonso en tan complicado momento. Sus cenizas llegaron a la iglesia envueltas en varios ramos de flores. El párroco riosellano, Ramón Abad, destacó durante la homilía el amor por el mar de Alonso. "La consternación por su muerte hace que a muchos les cueste aún asumirla. Lo ocurrido ha sobrecogido el corazón de muchas personas. El mar fue su gran pasión, fue su vida y fue su gozo durante su corta pero intensa vida", dijo el sacerdote.

El ovetense Diego García se inicio en el surf durante los veranos que pasaba en Ribadesella de la mano de Guillermo Alonso, hijo del fallecido y gran campeón de esta especialidad, quien rescató a su padre del agua el miércoles. "Le recordaré siempre al lado de su hijo y surfeando", aseguró. Junto a él estaban las hermanas barcelonesas Ariadna y Fiona Orfila. "Era, en el trato personal, muy familiar, bromista, cercano y simpática", señalaron ambas.

La muerte sorprendió a Alonso, de 59 años, mientras surfeaba en Santa Marina junto a su hijo la tarde del pasado miércoles. Fue precisamente su único descendiente quien le sacó del agua tras sentirse indispuesto. Nada se pudo hacer por su vida pese al intento de los sanitarios por reanimarle durante casi una hora.

Nacido en León hace 59 años, Perico Alonso conoció Ribadesella por mediación de sus padres, poseedores de una vivienda en segunda línea de playa donde veraneaban. En la década de los años setenta junto con Nano y Javier Rodríguez Quesada y los hermanos Taboada, formó una pandilla con la que introdujo el surf en este municipio. La pasión por este deporte se la transmitió Perico a su único hijo, Guillermo Alonso, varias veces campeón de España y de Asturias, y en dos ocasiones subcampeón de Europa con la selección española y responsable de la escuela de surf "Santa Marina Surf Camp" ubicada en la capital del municipio riosellano.