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El francés que busca la "poesía del mar"

El escultor Jean-François Aillet recorre Europa a pie en busca de arena de miles de playas para crear la mayor "biblioteca" de materia prima del mundo

Aillet, en la playa de Gulpiyuri, recogiendo arena para su obra de arte. REPRODUCCIÓN EMILIO G. CEA

Dos años a pie caminando por toda Europa, con salida y llegada en la localidad gallega de Muxía, de donde salió hace mes y medio, para recorrer 5.000 kilómetros a través de España, Francia, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Suecia, Alemania, República Checa, Austria e Italia, empujado por el proyecto denominado "Baltica Atlántica". El escultor francés Jean-François Aillet tira de un carro donde guarda sus pertenencias y la arena de los lugares que visita. Arena que formará parte de una novedosa obra de arte que algún día espera culminar y donde el concejo de Llanes estará representado a través de las playas de Gulpiyuri y Guadamía.

El parasol de su carro es un mapa donde resume su peripecia. Viaja para recoger arena de todos los lugares del mundo que formará parte de una escultura que llamará "El solitario de las mareas". El apasionante proyecto une arte, ciencia y técnica para "llevar toda la poesía y dinámica del mar al corazón de una misma ciudad", creando una especie de artefacto artístico sobre 2.500 metros cuadrados que acogerá en su interior "la mayor biblioteca de materia prima del mundo". En "El solitario de las mareas" se escenificarán las proporciones matemáticas obtenidas del ciclo de las mareas semidiurnas de la bahía del monte Saint Michel, en Normandía (Francia). La escultura que pretende levantar algún día en una urbe, estará coronará por una especie de "diamante" donde se fundirán todos los materiales que ha cogido.

Aillet habla con todo el mundo que quiera escuchar su curiosa historia, bien en francés, bien chapurreando español e inglés. En Llanes intercambió ayer pareceres con varias personas. Se esfuerza por hacerse entender mediante todo tipo de gestos. El francés ya tiene muestras de arena de 1.270 lugares de todo el mundo. Quiere llegar a los 7.000. "Soy feliz caminando y haciendo lo que hago", explica, mientras, con orgullo, muestra el taco de acreditaciones que certifica que ha realizado el Camino de Santiago por sus diferentes rutas en varias ocasiones. Aillet enseña también un libro en el que explica su proyecto y que incluye las fotos de todas las personas que han conocido su idea y le han enviado muestras de arena de los sitios más recónditos del planeta. Entre los ilustres colaboradores está el astronauta norteamericano Charles Duke, uno de los doce hombres que han pisado la superficie de la Luna y piloto del módulo lunar en la misión "Apollo 16", la última que alunizó en el satélite terrestre. Duke envió al escultor francés una muestra de arena de Polinesia.

En el concejo de Llanes, donde ha estado durante tres días, ha recogido material para su obra de arte en la playa de Guadamía y en Gulpiyuri. "Dos lugares maravillosos", resalta. "Me encanta hacer lo que hago, y recoger con mis propias manos las muestras", apunta.

Caminar no es extraño para él. Dice que ha podido completar a pie a lo largo de su vida 60.000 kilómetros. Cree en su proyecto y sueña con sacarlo algún día adelante. "Hay gente a la que le da por andar en bicicleta, otros nadan o corren. Yo ando", aclara. Aillet saca fotografías de todo lo que le rodea. El arte, su gran pasión, está muy presente en su largo paseo. Ayer, a su paso por Llanes camino de la localidad cántabra de Unquera, inmortalizaba la escultura de Salvador Dalí colocada en el año 2002 en los exteriores del jardín del chalé de Los Leones, en la calle Pidal.

Su proyecto, del que ahora forma parte también Llanes, ha viajado incluso al espacio de la mano de su amigo el astronauta francés Jean-François Clervoy, quien en 2014 llevó al espacio exterior un cubo con un millar de muestras de arena que viajaron en el "A300 Zero-G Novespace", un airbus adaptado que la empresa "Novespace" emplea para realizar vuelos parabólicos en condiciones de microgravedad, donde se entrenan los astronautas de la Agencia Espacial Europea.

La historia de Aillet, mezcla de aventura, locura y arte, demuestra, según sus propias palabras, que "la ilusión por un sueño no tiene límites".

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