Elaborar en 2017 un nuevo censo más completo que revele la cifra real de los urogallos que viven en la cordillera Cantábrica es el desafío que lanzó ayer en Ponga el subdirector general de Medio Natural del Ministerio de Agricultura, Miguel Aymerich, coincidiendo con la presentación de resultados del proyecto europeo "Life+ Urogallo cantábrico". Los ponentes recordaron que los últimos datos oficiales son de 2005 y entonces no se contaban más de 500 ejemplares, una cifra que previsiblemente habría descendido en los últimos años como consecuencia de factores múltiples. Aymerich aseguró que el Ministerio seguirá apostando por la conservación del urogallo cantábrico después del proyecto Life+ y abogó por una actualización de la estrategia para frenar el declive de la subespecie.

Los técnicos participantes en encuentro confían en que con los resultados obtenidos se pueda avanzar en nuevas y más amplias medidas de conservación aunque lamentaron que el proyecto "llegue 30 años tarde a las poblaciones orientales (Redes, Ponga-Amieva y Picos de Europa), donde ya no hay ejemplares". Los especialistas explicaron las líneas de actuación ejecutadas en estos seis años, a saber: gestión del hábitat con actuación en más de 400 hectáreas con desbroces y aclarado en zonas que favorezcan la presencia del arándano y otras especies de interés para la dieta de los urogallo; la reducción de sus predadores con campañas de trampeos y nidos-cebo con cámaras que revelaron que en el Oriente más del 80 por ciento de ellos eran martas, mientras que en el occidente eran los zorros en el momento de la incubación. Más: una acción para reducir la mortalidad de origen humano con la eliminación de 60 kilómetros de vallados peligrosos en zonas de especial protección para las aves, como Liébana y Sierras del Cordel, la modificación de infraestructuras eléctricas como la subestación de Collado de la Vieja o la vigilancia de acciones cinegéticas -a través de 300 jornadas de información- para evitar que los cazadores abatan por error ejemplares de urogallo.

El programa de cría en cautividad para el que se construyó en 2007 un centro en Sobrescobio fue otro de los protagonistas del encuentro. Las instalaciones albergan 22 ejemplares -14 hembras y 8 machos-, aunque el reto es sobrepasar los 60 para asegurar el stock genético. En este sentido, este año se retiraron por primera vez del medio natural dos huevos de una hembra capturada y radiomarcada en 2013 en Asturias de los que tras unos días de incubación artificial en Sobrescobio nacieron dos pollos, lo que permite aumentar la variabilidad genética de los individuos nacidos en cautividad, según explicaron los expertos. No obstante, la baja tasa de eclosión de los huevos sigue siendo una de las principales dificultades de la cría artificial : de los 203 huevos puestos en estos años se llegaron a incubar 117; eclosionaron 42 y sólo se registraron 7 ejemplares supervivientes (un 16%) pues el resto padecía problemas locomotores. El programa de captura, marcaje y retirada de puestas se saldó con 13 capturas -6 machos y 7 hembras- de los que en la actualidad quedan 7 con emisor activo de seguimiento.

Ponentes como Felipe González, de la Sociedad Española de Ornitología (Seo/Birdlife), defendieron la validez del proyecto pese a que no ha logrado frenar el declive del urogallo. "Permite saber lo que funciona". El proyecto fue coordinado por la Fundación Biodiversidad, está cofinanciado al 50% por la Unión Europea y contó como socios con las comunidades de Cantabria, Asturias y Castilla y León, además de socios privados. La dotación presupuestaria fue de 5,9 millones de euros, que sirvieron para generar 20 empleos directos.