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Un llanisco con memoria de matrícula

Kiko Mon recuerda 6.000 números de coches, su color, marca y dueño: "Empecé a los 8 años a fijarme y hasta hoy"

Kiko Mon, señalando una matrícula. E. G. CEA

No todo el mundo conoce a la gente que le rodea por su nombre y apellidos. Hay quien lo hace por el número de la matrícula de su coche. Es el sorprendente caso del llanisco Kiko Mon Trespalacios. A sus 32 años guarda en su cabeza más de 6.000 números de matrículas unidas al modelo, el color y, por lo general, también el nombre del dueño del coche.

"Se me quedan grabadas con tan solo con verlas una vez", dice. Su afición por memorizarlas empezó a los ocho años y se circunscribe a vehículos del concejo y de algún que otro veraneante.

"Recuerdo que con mis amigos íbamos los fines de semana la estación de autobuses y jugábamos a adivinar el modelo o el color de los coches que iban pasando. Yo me empecé a fijar en las matrículas y hasta hoy.

Con doce años me puse a apuntar en una libreta todas las que conocía asociadas al modelo del coche y conté más de 3.000 diferentes", asegura. Su don ha dejado atónitos a muchos llaniscos.

"Las personas que a lo mejor no me conocen y saben que sé su matrícula se sorprenden mucho", señala. Kiko Mon dice no tener método memorístico alguno que le sirva de soporte para llenar su cerebro de números. "Tan solo veo un coche y se me quedan grabadas las letras y los números", sostiene. Se podría pensar que esta capacidad para almacenar números y letras le ha proporcionado muchas alegrías en su época escolar, pero nada más lejos de la realidad.

"Por sorprendente que parezca las matemáticas siempre se me han dado mal y me costaba mucho aprobar", asegura entre risas. Un policía, tras conocer su habilidad, intentó animarle para que entrase en el cuerpo. "Me decía que gente con este tipo de cualidades era muy válida para, por ejemplo, localizar vehículos que estaban siendo buscados", recuerda.

La primera matrícula que memorizó fue la del célebre camión del llanisco José María Soberón García "Chobero". "Era el camión que utilizaba cuando era yo era pequeño. Ya no debe ni de existir". 2890 JRW es la última matrícula que ha incorporado a su particular colección. Pertenece al nuevo coche de Rafael Rodríguez, entrenador del equipo de baloncesto en el que juega.

Dice que una de sus ilusiones es hacerse una foto con la placa O- 0000- 0. "El coche existe y sé que está en Gozón. Es una matrícula que siempre he tenido curiosidad de ver. Mis amigos dicen que tengo que ir a hacerme una foto con ella", sostiene.

Multa

Su prodigiosa memoria le ha servido para acumular decenas anécdotas como la de ir a ciudades como Santander y reconocer a gente de la villa por la matrícula del coche o la de evitar que a un hombre le pusiesen una multa. "Hace diez años un señor cambió las placas de la matrícula del coche porque se veían mal. Yo me la sabía. En la nueva matrícula le sustituyeron la K por una v y no se dio cuenta. Yo le lo dije para que no le multasen y se quedó sorprendido de que conociese su matrícula, pues nunca había hablado con él", señaló.

En otra ocasión una profesora que tuvo en el colegio se encontraba en la oficina de una agencia de seguros y no se acordaba de la matrícula de su turismo, teniendo que recurrir, vía telefónica, a la prodigiosa mente de su exalumno para que se la recordase.

Su particular disco duro no solo se sirve para almacenar la numeración de los automóviles. "Últimamente estoy empezando también a recordar con facilidad teléfonos móviles pero con las matrículas tengo ya bastante. No hay día en el que vuelva a casa sin alguna nueva en la cabeza", dice.

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