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Piloña tiene cosecha de solidaridad

"Animamos a todo el mundo a unirse", dicen los usuarios del huerto social de Infiesto, que destacan las relaciones que se establecen mientras trabajan la tierra

Sole Alonso, Magdalena Montoya, Jesús Martínez y Laura Gutiérrez, en los huertos sociales de la piscifactoría de Infiesto. C. CORTE

Jesús Martínez nunca había probado una berenjena hasta que el año pasado le enseñaron a cultivarlas en el huerto social que el consistorio piloñés habilitó en la piscifactoría de Infiesto. La iniciativa le ha permitido mejorar su dieta, más variada y rica en vegetales, hacer algo de ejercicio y fortalecer sus relaciones con las otras 15 familias que trabajan en esa huerta. Por eso su intención es la de prorrogar el uso del espacio, que gestiona junto a su pareja Magdalena Montoya, tanto tiempo como sea posible.

"Ya teníamos algún conocimiento de la huerta pero nos dieron trucos para aumentar los rendimientos y conseguimos sacar berzas, lechugas, muchos pimientos, calabacín y es dinero que ahorras porque no tienes que ir a la tienda", dijeron. La experiencia está siendo tan positiva que animan "a todo el mundo" a solicitar una parcela cultivable en la piscifactoría. Y es que la intención del consistorio piloñés es la de abrir convocatoria para que los vecinos puedan disfrutar de hasta 35 huertos individuales -de unos 62 metros cuadrados cada uno- a comienzos del próximo año; a estos se suma uno colectivo para plantar especies de mayor tamaño.

Tendrán preferencia para la adjudicación los perceptores del salario social, desempleados y jubilados. El único requisito para participar en el sorteo es ser mayor, estar al corriente de obligaciones tributarias empadronado en el municipio y carecer de fincas cultivables en Infiesto, según explicó la concejal de bienestar social, Laura Gutiérrez.

La monitora del taller, Sole Alonso, hizo un balance "muy positivo" del recorrido del proyecto. "Se crean redes de solidaridad entre ellos, es todo ecológico", contó la técnico en jardinería que en enero comenzará a preparar los semilleros para plantar en marzo. Como novedad, este año baraja introducir nuevos cultivos como el maíz de las palomitas, sandíos o melones.

Entre los retos que les queda por afrontar a los usuarios de los huertos sociales de Piloña están los de atechar el invernadero grande y completar su formación con cursos como por ejemplo uno para aprender a cocinar los productos que con sus propias manos sacan de la tierra.

El complejo de la piscifactoría cuenta con otro invernadero más pequeño, un local para desarrollar las clases teóricas que se imparten un par de veces por semana, una caseta para aperos, tres biocas de agua y una compostadora comunitaria.

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