La mejillonera proyectada para la costa de Lastres (Colunga) cuenta con el apoyo del sector pesquero local, pues la Cofradía "Santa María de Sábada" ya forma parte de la sociedad que la promueve, Mar Abierto Mejillones del Cantábrico, S. L. En concreto, la entidad tiene un 25 por ciento, las mismas condiciones que los promotores ofrecieron primero a los marineros de Valdés, donde renunciaron a continuar por la oposición social.
El proyecto fue presentado de forma oficial en el Principado hace unos diez días y ayer salió a información pública la solicitud de autorización administrativa y el estudio preliminar de impacto ambiental, así como la concesión de ocupación de terrenos de dominio público marítimo-terrestre para el cultivo marino de mejillones.
El documento sitúa la mejillonera frente a Punta Escalar, en el concejo de Caravia, pero se trata del mismo proyecto que antes del verano se anunció para Lastres. Se trata de uno de los primeros pasos de la tramitación administrativa que deberá pasar la iniciativa antes de empezar a aplicarse y para la Coordinadora Ecoloxista d'Asturies (CEA) es "sorprendente" que el Gobierno regional "vuelva a permitir el trámite ambiental reducido del proyecto para cultivo marino de mejillones" en este emplazamiento. Los ecologistas destacan la "clara incompatibilidad de la planta de cultivo de mejillones que pretende instalarse con el mantenimiento de la actividad pesquera de la zona" por el efecto de "los residuos orgánicos del mejillón, la afección que puede producir el desove" en los caladeros de la zona y en otras especies como el percebe.
Apuntan, además, que además de los "biodepósitos" generado en los fondos de las zonas de cultivo, "los residuos procedentes del laboreo" también "van a alterar la comunidad bentónica" (formada por los organismos que habitan el fondo de los ecosistemas acuático). El "riesgo para el entorno" de que las líneas usadas "puedan soltarse o romperse por la fuerza del oleaje" es, enumeran los ecologistas, un motivo más para "estudiar con detalle el impacto que pueda suponer en la biodiversidad de la zona, que se puede ver afectada por los efectos del cultivo industrial del mejillón, desplazando a otras especies".
Los ecologistas hab anunciado su intención de volver a reclamar "que por el impacto de este proyecto se haga un amplio estudio de impacto ambiental que determine si es viable o no el emplazamiento propuesto de Caravia, una vez que se rechazó el original de Cabo Busto en Valdés". El proyecto podrá consultarse en la Dirección General de Pesca Marítima, en Gijón, en el plazo de 30 días naturales contados desde ayer, cuando se publicó el anuncio en el boletín autonómico (BOPA). La propuesta que ha aceptado Lastres recibió primero el rechazo del sector pesquero de Valdés, que incluso llegó a manifestarse para que no se hiciera allí. También la Federación Asturiana de Cofradías se pronunció en contra y los promotores del proyecto han acudido a Lastres porque es la única que no está incluida en ese ente.
Los promotores pidieron en verano que se conozca y se valore el proyecto real, un plan hecho a cinco años cuyo primer paso sería una planta piloto con once tubos de 250 metros. Si los resultados son buenos, la idea sería ir aumentando las instalaciones hasta ocupar toda la superficie solicitada, de 63 hectáreas.
Explicaron, entonces, que "cada año se importan más de cien toneladas de mejillones de Chile" y que la producción gallega no vive sus mejores horas, pues padece problemas como la "sobreexplotación" y las "mareas rojas", además de que los moluscos cada vez tienen "menor tamaño". Un producto criado en el Cantábrico asturiano tendría, según los promotores, todas las garantías de triunfar en el mercado y de aportar riqueza al pueblo de Lastres.
