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El desescombro de La Pérgola de Sevares, un año después del incendio

"Lo pasamos mal, este negocio era nuestra vida", indican los inquilinos del restaurante, que no volverán a la hostelería

El edificio del restaurante La Pérgola de Sevares, ayer. CRISTINA CORTE

Los dueños de La Pérgola de Sevares cifran en más de 600.000 euros el coste de la reparación de la estructura del edificio, que hace un año fue devorado por las llamas. El incendio del inmueble, que en su planta baja tenía habilitado un conocido restaurante, se produjo en la madrugada del 9 de diciembre de 2015, sin que hubiera que lamentar daños personales y por causas indeterminadas, según la investigación de la Guardia Civil.

"El informe tardó como cuatro meses en llegar y no saca nada en claro. De momento no hemos cobrado nada del seguro porque tiene que ponerse de acuerdo con el de los que tenían alquilado el restaurante pero tenemos que iniciar hoy ya los trabajos de desescombro por imperativo municipal. Como no nos toque la lotería...", explicaron los dueños del inmueble, los hijos del fallecido Alfonso Díaz Acebal, que durante años regentó el negocio.

La planta baja donde se ubicaba el restaurante La Pérgola la tenían en alquiler desde hace unos seis años dos vecinos, Gloria y Braulio, que tras el incendio se quedaron sin su fuente de ingresos principal y con tres hijos menores a su cargo, lo que levantó una oleada de solidaridad entre los vecinos, que incluso organizaron una gala benéfica en Infiesto. "Lo perdimos todo y los dueños de la propiedad no nos dejaron entrar a por nada alegando motivos de seguridad. No teníamos ni para una cajetilla de tabaco y al ser autónomos no nos concedían ni paro", explicaron.

Los trabajadores del restaurante lamentaron la rescisión del contrato por parte de los dueños, con los que la relación se complicó a raíz del incendio (al sostener que las llamas pudieron originarse en la primera planta, inhabitada y a la que no tenían acceso), y declinaron volver a dedicarse al negocio de la hostelería.

"Lo pasamos muy mal porque para nosotros ese negocio era nuestra vida y al estar a pie de la carretera N-634 era un referente y un punto de encuentro para los vecinos, a los que estamos agradecidos por su apoyo, pero la vida sigue", contaron los inquilinos, que un año después intenta pasar página y se gana la vida en el negocio de la automoción.

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