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Ribadesella y Caravia rechazan la mejillonera proyectada en Lastres

Las Corporaciones alegarán para impedir la instalación, al considerar que perjudicaría a los sectores pesquero y turístico

Los ayuntamientos de Ribadesella y Caravia presentarán alegaciones contra la mejillonera proyectada frente a la costa del segundo municipio por una sociedad de la que forma parte la Cofradía Santa María de Sábada, de Lastres. Así lo confirmaron ayer las alcaldesas de ambos municipios, Charo Fernández Román (Foro) y Salomé Samartino (PP). El regidor de Colunga, el socialista Rogelio Pando, explicó: "es un tema que no afecta al Ayuntamiento para nada, no tenemos nada que presentar. Hace mucho tiempo que nos fueron a enseñar algo pero no tenemos el proyecto". El regidor añadió que "en su día" hablarán "de ello, pero de momento no hay nada".

Sí tienen que decir en Caravia, donde toda la Corporación (PP, Foro e IU) está de acuerdo en posicionarse contra la mejillonera. Así lo decidieron en una comisión celebrada el jueves, en la que los grupos elevaron el texto con las alegaciones a un pleno extraordinario que celebrarán la próxima semana. Se oponen al proyecto "principalmente, porque no tiene estudio de impacto ambiental riguroso ni exhaustivo", explicó Salomé Samartino.

Caravia es un municipio turístico y los grupos creen que "puede tener negativas" para el sector. La regidora tiene, además, muchas preguntas que no han obtenido respuesta ni en el proyecto ni por parte de los promotores, pues nadie les ha visitado para explicar nada. "El propio proyecto admite consecuencias negativas, todas recuperables, pero ni siquiera dice cuáles son", destaca la Alcaldesa, que sí pudo leer en el documento que "el desdoble de las cuerdas causará turbidez en el agua".

Samartino se pregunta, además, "a dónde irá a parar la instalación en caso de marejada". Temen que el destino final sean sus playas, su "principal atractivo turístico" y tampoco saben qué sucederá "durante la época del desove de los mejillones o con la erosión de los techos de hormigón". La Corporación protege "los intereses de Caravia", los de su "sector turístico", frente a una iniciativa "que ni siquiera tiene una viabilidad económica real, sino que es una cosa experimental", remarca Samartino.

Una zona sin cofradía

La regidora cree que los promotores han buscado "una ubicación que no tuviera cofradía" y han proyectado la mejillonera en una zona "entre el Arenal de Morís y La Beciella". El proyecto recoge, apunta Samartino, "otras posibles ubicaciones óptimas: en Colunga, en Caravia y en Ribadesella. Qué casualidad que la elegida es la única en la que no hay pescadores", ironiza, antes de defender que "Ribadesella también viene a pescar a esa zona, que es de artes menores".

A la regidora riosellana, Charo Fernández Román, también le ha alarmado la elección de la costa de Caravia y se pregunta si, ya que es la Cofradía lastrina la que ha aceptado el proyecto, "por qué no se pone delante de Lastres, en el concejo de Colunga, si hay una zona tan buena como delante de Caravia". Fernández Román ve el proyecto "alarmante" y asegura que se posicionará "al lado de los que de verdad saben de esto y resultarán perjudicados, los marineros riosellanos", además de defender de forma "paralela" al "sector turístico".

"Los pescadores ya están acotados por El Cachucho y en lugar de ayudar para que cada vez se pesque más y tenga más facilidades la pesca artesanal no vamos a restringir lo poco que les queda", señaló la regidora. Cree que "esas infraestructuras tras una marejada pueden acabar en la playa de Vega, de la que la mejillonera queda muy cerca; según me dicen los marineros es una especie bastante invasiva que acabaría con toda la zona percebera de nuestros acantilados y hay muchísimos factores que ponen en peligro tanto al sector pesquero como al turístico", expuso la regidora.

A la Alcaldesa no le sirve que los promotores afirmen que cuentan con seguros, pues tiene en la mente el naufragio del Neretva (el buque mercante de bandera croata que se hundió en 1992) delante de Ribadesella. "Contaminó durante mucho tiempo y se consiguió, después de veinte años, una indemnización que ni siquiera llegó para pagar los abogados",

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