Los vecinos de la localidad llanisca de Porrúa celebraron ayer las fiestas de San Julián y Santa Basilisa por todo lo alto, una de las primeras romerías del año. La jornada comenzó a mediodía con la salida del ramu desde La Jorcada a hombros de David Ruenes, Jorge Sánchez, Alejandro Gutiérrez y Alberto Romano que lo trasladaron hasta la iglesia al son de la gaita. Les seguían un ejército de porruanas a las que Blanca Haces marcaba el ritmo con el tambor. Uno de los momentos más emotivos de la jornada fue cuando la vecina Nieves Tamés hizo el ofrecimiento del ramu. "El año pasado me enteré el día de la fiesta de que estaba embarazada de mi hija Miranda Fernández, que nació el pasado agosto, y quise mostrar de esta forma mi agradecimiento porque todo haya salido bien", contó.

La lugareña Victorina Sordo se encargó, a sus 95 años, de que el ramu estuviera correctamente adornado con flores naturales, una tarea que lleva desempeñando desde hace más de medio siglo. "Aprendí sola. Sólo hace falta un poco de habilidad y que te gusten las plantas", contó la mujer, que el próximo mes cumple los 96. "Me gusta mucho esta fiesta porque puedo disfrutarla con hijos y biznietos", dijo.

Los bailes regionales sirvieron para esparcer el frío en Porrúa al final de la mañana. Los niños interpretaron el xiringüelín, el quirosanu y un fandango. Los mayores deleitaron al público con piezas como la jota de Cadavedo, la del Cuera, el xiringüelu o un pericote antiguo. Entre los asistentes se encontraba Víctor Manuel Tamés, que llegó desde Holanda con su mujer Silvia y sus tres hijo Mauro, Raúl y Damián para vivir la celebración. "Tenemos familia aquí y siempre veníamos por el verano, pero cambiamos las fechas para vivir la experiencia, que repetiremos", contaron.