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Luisu de la Vega, pasión por la guitarra acústica

Trabajador del retén de prevención y extinción de incendios del parque nacional, es alumno de la Escuela de Música

Luis de la Vega Sánchez, "Luisu", en el parque de Casa Riera. J.M.CARBAJAL

"De pequeño siempre pedía a los Reyes Magos una guitarra, pero me la traían de juguete". Así recuerda su infancia Luis de la Vega Sánchez, quien desde hace cuatro años es alumno de la Escuela Municipal de Música de Cangas de Onís, concretamente del departamento de Música Moderna, teniendo como profesor de guitarra acústica -su pasión- al profesor Manolo Sierra. "Siempre me gustó tocar la guitarra, me relaja", dice "Luisu", como le conocen sus amigos, el cual desempeña labor profesional de integrante del retén de prevención y extinción de incendios del parque nacional de los Picos de Europa.

"Luisu" o "Luisín" -así le llaman en casa-, de 49 años, nació en Sirviella (Onís), donde antaño residían sus padres, Luis de la Vega Díaz, "El Nini" -fallecido hace algunos años- y Celestina Sánchez Sánchez, "Tina". A los cuatro años se trasladó a Cangas de Onís y ahí empezó en parvulitos la Escuela Pública Vázquez de Mella. Segundo de seis hermanos, pronto se inició en el mundillo laboral para ayudar a la familia. Así, a los 15, ya prestaba servicios de aprendiz de camarero con "Vitor, el Canín", en el "Río Grande", teniendo de tutores en la cafetería, entre otros, a Fidel de la Vega y a Valentín Sánchez.

Después, también probó con Lanza, en el mesón El Puente Romano, igualmente de camarero. Incluso llegó a trabajar en el almacén de Maderas Berán. La "mili" supuso un pequeño parón en la actividad laboral. Hizo la instrucción en El Ferral (León), y tras superar unas pruebas físicas acabó decantándose por el Cuerpo de Operaciones Especiales (COE), ya que buscaba algo de acción. En principio, una vez jurada bandera, iba destinado a Galicia, pero unas gestiones de "Piñán, el médicu", con una posesión en Prestín (Parres), desembocaron en que acabase en Valladolid, en el prestigioso Regimiento de Caballería de Reconocimiento "Farnesio 12".

Licenciado del servicio militar, "Luisu" retornó a Cangas de Onís y comenzó un periplo por diversas empresas vinculadas al gremio de la construcción, siendo su primer tajo la canalización del cableado de Telefónica por las principales calles de la urbe. Con el tiempo, llegó a desempeñar tareas en lugares como Reinosa, en ese punto de Cantabria canalizando gas, o Bejar (Salamanca), en un trasvase de agua. A principios de los noventa, se asentó en el turismo activo y de navegación, en la Escuela Asturiana de Piragüismo, en Arriondas, junto a monitores como Víctor Aller, Fernando Luaces o los hermanos Martínez.

Su siguiente paso laboral, tras un lustro como guía de ríos y aguas tranquilas, fue entrar de peón en el retén de prevención y extinción de incendios en el parque nacional de Picos de Europa. "Llegué a formar parte de la cuadrilla de León", señala, antes de las transferencias a las tres comunidades autónomas que aportan terrenos al espacio protegido. Con algún que otro parón de por medio, "Luisu" de la Vega, aún sigue vinculado a la empresa Tragsa en ese mismo cometido, centrado en estas fechas en la repoblación con roble y algún abedul de la Cuesta Ginés, afectada hace tres años por un incendio.

Muy deportista, "Luisu" de la Vega fue captado para el infantil del Cánicas por Rolando Gutiérrez, junto a Pablo "Pulga", Lino, Rolandín, Víctor Otero, Cesarín Hórreo, Guillermo "Barato" y Angelín Casanueva, entre otros. Sin embargo, a través de su buen amigo "Nico" Cuadriello conoció a Ramonín, "el de La Llongar" y se introdujo en el piragüismo, en el Club Sirio, cuando estaba al frente del mismo Ricardo Alonso. "Mi vida piragüista resultó breve, corta", rememora. En 1984 quedó segundo en juveniles en el Sella con Angelín Ardines de compañero.

Guarda recuerdos imborrables de su paso por el deporte de la pala y la piragua, como aquel título de campeón de Asturias en K-4, formando tripulación con Ton Soto, Juan Carlos Carús y Falu Hernanz; o el campeonato de Asturias de piragua-cross, también con Ton Soto. Además, esa disciplina le dio la oportunidad de conocer mundo, pues acudió al Tour de Gudena (Dinamarca), quedando quinto en K-2 con el llorado Pablo Corro -fallecido en plena juventud-; así como, en 1983, al Gran Prix de Crestuma (Portugal), donde paleó con Pablo Villanueva. "Fue la primera vez, y única, que salí de España", asevera De la Vega.

Ahora bien, su gran pasión es la guitarra acústica. Desde hace cuatro años acude puntualmente a las clases impartidas en la Escuela de Música de Cangas de Onís y también participa en los conciertos que se organizan para constatar los avances de los alumnos y alumnas en la Casa de la Cultura. Nunca le pasó por la cabeza llegar a tocar en algunos de los grupos musicales de la comarca. "Para eso hay que tener nivel", matiza. Otra de sus grandes aficiones es la jardinería, ésta desde que contaba 14 o 15 años de edad. Incluso ejerció de monitor de gimnasia en el colegio público Reconquista, con un grupo de mujeres.

Sin embargo, pese a pertenecer a la popular saga de "La Pina", no le atrajo demasiado el mundillo de la pesca del salmón. Bien es cierto que, merced a su padre, acompañó en alguna que otra ocasión a deportistas forasteros a algunos lances salmoneros de la cuenca del Sella.

"En una ocasión prendí un salmón en El Berezu, mientras el turista estaba fumando un cigarrillo, aunque al final lo sacó él; y en otra oportunidad sí que eché el gancho -cuando estaba autorizado- a dos salmones de otros turistas en el pozo Ricao", apunta. A día de hoy, alejado de esa tradición, sigue sin estrenarse: "me busqué la vida lejos de la pesca", sentencia.

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