La rotura en una pequeña tubería en el laboratorio de Ciencias del instituto de Infiesto inundó ayer las plantas baja y primera, provocó el desplome de varios tramos de un falso techo y dejó un reguero de daños materiales en el centro. El suceso obligó a suspender las clases de los alumnos de Bachillerato. La avería se produjo en el edificio nuevo y los estudiantes de ciclos formativos (en la tercera planta) y los de Secundaria (en el edificio antiguo) asistieron a sus clases con normalidad.

El director del centro, Argimiro García, explicó que los alumnos de Bachillerato regresarán a sus aulas el lunes. "Hemos tenido suerte de que esto no haya sucedido un viernes por la noche, porque habría estado soltando agua durante todo el fin de semana", indicó García, quien también respiró al saber que no se trataba de una avería en la calefacción, pues con las bajas temperaturas que se avecinan habría sido un contratiempo importante. Fue el conserje del instituto quien, sobre las ocho de la mañana, se encontró el panorama.

El agua empezó a brotar de un manguito en el grifo del laboratorio, en la primera planta, y se fue extendiendo por el aula y por el pasillo. "Las limpiadoras se fueron del instituto a las ocho y media de la tarde, así que tuvo que ser después", calculó el director sobre el momento en que se desató una avería, cuyo origen detectaron los bomberos, desplazados hasta el instituto junto con una delegación municipal. Los daños han sido menores gracias a su intervención y también "a la colaboración de los profesores y de algunos alumnos", destacó Argimiro García, a quien también felicitaron los bomberos "por el equipo" con el que cuenta. Fregonas, calderos y periódicos desfilaron ayer por los pasillos, donde se trazó un improvisado plan para salvar lo máximo posible. El agua se filtró del suelo de la primera planta al techo de la baja, donde el falso techo, de un material similar al pladur, se desplomó en muchos tramos del pasillo y de las aulas. Mobiliario como armarios, estanterías y sillas, materiales como algunos libros de la biblioteca e incluso ordenadores fueron alcanzados por el agua, ocasionando unos daños que aún están por cuantificar. Por suerte, la instalación eléctrica, que cortaron de inmediato y fueron reactivando progresivamente, no resultó dañada. Un técnico de la Consejería de Educación se desplazó ayer hasta el centro para iniciar el proceso por el que evaluarán los daños y pondrán en marcha los trámites con el seguro.