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Arriondas despide a la "bondadosa" Tita Mary

"Todos aprendimos con ella, merecía su nombre en una calle", dicen los antiguos alumnos y los vecinos de la fallecida, que rechazó en vida la distinción

Arriondas despide a la "bondadosa" Tita Mary

"Una persona bondadosa, discreta y que siempre celebraba los éxitos de los demás". Así definió ayer el párroco Juan Carrio a la maestra parraguesa Rita María Mier Suardíaz, más conocida como "Tita Mary", durante la misa de su despedida en la iglesia parroquial de San Martín de Arriondas. "Fuimos vecinos durante toda la vida y nunca se me olvidará cómo acompañó a varias personas mayores del colegio y cómo instruyó en las primeras letras a los más jóvenes del concejo durante varias generaciones", explicó a este periódico Carrio.

Tita Mary falleció el lunes a los 88 años de edad en Oviedo, donde residía desde hacía algunos años, aunque nunca perdió el contacto con la tierra que la vio nacer. Allí se trasladó tras el fallecimiento de su madre para trabajar al servicio de la familia Miyares, con la que siempre mantuvo una estrecha relación. Decenas de exalumnos, amigos y vecinos acudieron a darle el último adiós a la finada, que en su niñez recibió una esmerada educación durante su estancia en un colegio de monjas de Ribadesella. Tita Mary era hija única y su madre regentaba un bar-tienda junto a lo que hoy es el restaurante El Mirador de Arriondas.

Durante más de tres décadas enseñó las primeras letras a los niños del concejo, en una época en que las guarderías y las escuelas infantiles aún no estaban oficializadas. Lo hacía en el salón de la casa que tenía encima de la ferretería El Siglo. Muchos de esos críos, hoy ya convertidos en hombres, tuvieron ayer palabras de gratitud para su mentora. Fue el caso de Benigno Aramburu. "Somos cinco hermanos y todos aprendimos a leer, la tabla y el catecismo con ella. Nos enseñaba todo cantando, era muy buena profesora y todo el mundo la apreciaba. Tenían que haberle puesto una calle a su nombre", aseguró.

En la misma línea se expresó el párroco José Manuel Coviella, natural de Cabranes y sobrino de Manuel Riera, quien fue párroco en Arriondas desde 1954 hasta 1980 y con quien la finada guardaba una estrecha amistad. "Era una mujer muy amable y sencilla", apuntó. La presidenta de Cáritas Arriondas, Olga Solares, tampoco quiso perderse el funeral de una de las vecinas que durante años participó como socia en el colectivo. A la misa también asistió el cronista oficial de Parres, Fran Rozada, que describió a "Tita Mary" como "una mujer laboriosa, vocacional, siempre afable y voluntariosa".

Esta profesora de clases particulares llegó a personarse en el Ayuntamiento de Parres para rechazar la propuesta de que bautizaran con su nombre al callejón de entrada a la casa donde impartía sus lecciones. La iniciativa partió del portavoz del PP, José Ángel Fernández, pero "Tita Mary" esgrimió que no era merecedora de tal distinción y que además por su carácter nervioso no podría soportar tanta atención mediática.

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