El conflicto abierto entre el Ayuntamiento de Val de San Vicente y seis empresas de turismo activo (cuatro cántabras y dos con sede en Panes) que ofrecen entre sus actividades el descenso en canoa del río Deva se recrudece. El regidor cántabro, Roberto Escobedo (PSOE), alude motivos de seguridad para no permitir que estas empresas desarrollen su actividad tal y como venían haciendo hasta la fecha, en la zona conocida como la Campa Larga. Este espacio era utilizado hasta la fecha para desembarcar.

Escobedo trasladó está postura a los integrantes de la Asociación Cántabra de Turismo Activo y Albergues (Acanta), que representan a las cuatro empresas cántabras involucradas en el conflicto, durante una reunión celebrada ayer. Las empresas defienden que el cierre de la Campa Larga con vallas y bolardos es ilegal porque impide el paso a la zona de servidumbre de Costas.

Según explicó a la salida de la reunión el vicepresidente de Acanta, Óscar Sánchez, el regidor de Val de San Vicente cree que la presencia de los vehículos de las empresas de turismo activo en la Campa Larga puede suponer un incordio y un peligro para las personas de Unquera y de Molleda que usan este terreno como zona de baño y de esparcimiento en verano. A su vez, Sánchez argumentó el malestar de los vecinos por la presencia de las empresas en ese espacio para negar el permiso. "Nos dijo que no se niega a que desembarquemos en la Campa Larga y accedamos a la finca, siempre y cuando el acceso no sea rodado, pues la finca soporta un tránsito que no admite ese uso", explicó Sánchez.

Escobedo mantuvo durante la reunión su oferta de que las empresas desembarquen en la zona de El Llance, situada un kilómetro más adelante, pasada la ría de Unquera y los puentes de la autovía. "Alegan que es la zona más adecuada a la que se puede acceder con vehículos", dijo el representante de Acanta. Los empresarios se niegan a trasladarse a este lugar argumentando que supondría un trastorno para sus clientes. Dicen también que el Deva, más allá de la Campa Larga, siempre tiene el viento en contra, a lo que hay que sumar la corriente también contraria cuando sube la marea; el olor a cloaca que viene de varios edificios que desaguan en esta parte de la ría los restos fecales, y la peligrosidad de los hierros que hay debajo del puente de la autovía. En la zona de El Llance se acumula, igualmente, mucho fango.

La próxima semana, las seis empresas implicadas en esta problemática mantendrán una reunión para decidir la postura a seguir a partir de ahora. El alcalde de Val de San Vicente no atendió ayer a las repetidas llamadas de este diario para dar su opinión sobre este asunto.