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Personajes de Cangas de Onís

"Luisín el de Nieda", con la sidra por montera

El empresario, de 34 años, regenta el único establecimiento de la comarca con el distintivo "Sidrerías de Asturias"

"Luisín el de Nieda", escanciando a la puerta de su negocio. J. M. CARBAJAL

Representa la savia nueva en el sector de la restauración, así como en la apuesta en firme por la sidra asturiana, en Cangas de Onís, desde que hace poco más de un lustro, en 2011, se pusiera al frente de un negocio que, paso a paso, se ha hecho con un nombre en la ciudad, además de ser el único en la comarca del Oriente con el distintivo "Sidrerías de Asturias", galardón recibido en enero en la Feria Internacional de Turismo (Fitur), en Madrid.

Luis Ángel Díaz Alonso, de 34 años, natural de Nieda (Cangas de Onís), ha trabajado duro, muy duro, para conseguir alcanzar ese reconocimiento por parte del Principado. Se inició en el gremio de la hostelería con 16 años, en Casa Mario, uno de los restaurantes de referencia del buen comer en el área de influencia de los Picos de Europa, fundado por Mario Sanfeliz -ya fallecido-, el cual estaba ubicado en la avenida de Covadonga canguesa.

Durante siete años, hasta que cerró sus puertas al público, "Luisín el de Nieda" prestó servicios de camarero en Casa Mario, emblemático establecimiento local. Allí, gracias al buen trato y profesionalidad, se creó una verdadera "escuela" de camareros que, con el paso de los años, iría independizándose y abriendo sus propios negocios.

Tras cerrar Casa Mario, pasó una temporada de verano desarrollando su actividad profesional con "José el de La Palmera", en Sotu Cangues. Después, finalizado el verano, le surgió la oportunidad de trabajar en la firma láctea Nestlé, en Sevares (Piloña), donde permaneció durante un año. Ya, en 2007, retorna de nuevo al sector hostelero, esta vez en Casa Manuela, en la ciudad canguesa, y un poco más tarde en Vega Redonda. Llegó a ser jefe de camareros.

Corría la Semana Santa de 2011 cuando "Luisín el de Nieda" asumió el riesgo de convertirse en autónomo, y así se hizo cargo del Vega Redonda. "Fueron muy duros los primeros años", reconoce. Su jornada laboral habitual empieza a las 10.30 hasta las 17.00 y desde las 19.00 hasta que echa el pestillo en la medianoche. "A partir del tercer año de actividad las cosas me han ido bastante mejor", puntualiza el joven empresario, hijo de Luis Ángel Díaz Álvarez, "Sandrini", de Cabielles, y Mari Luz Alonso González, de Nieda.

La placa que acredita su negocio reposa en lugar preferente, a la vista de toda su amplia clientela. "Es lo mejor que me pudo pasar en toda mi carrera. Se trata de un reconocimiento al trabajo en equipo", asevera Luis Ángel, quien valora el rendimiento y entente de los empleados con los que comparte las cotidianas labores día a día. "Se nota que la gente consume algo más la sidra de denominación de origen", dice, achacándolo en parte al reciente recibimiento de la distinción "Sidrerías de Asturias".

Aficionado al senderismo por montaña -le encanta caminar por la vertiente canguesa de los Picos de Europa hasta Vega Redonda, e incluso al mirador de Ordiales-, Luis Ángel fue en sus tiempos mozos integrante del desaparecido Club Atletismo Corao, habiendo participado en diversas pruebas de Juegos Escolares cuando estudiaba en el Colegio Público Reconquista, en Cangas de Onís. Asimismo, es un apasionado del Real Madrid, pero sin afán de discutir por unos colores.

Casado desde hace poco más de un año (21 de noviembre de 2015) con la riosellana Mayte Capín Prieto, titular de un negocio de costura y bordados en la ciudad de Cangas de Onís -suele confeccionar artesanalmente chalecos para Les Piragües y también para el colectivo Los Botijos-, tienen una hija, Vera, de solo dos meses de edad.

Luis Ángel siempre vio futuro profesional en el sector de la sidra -en su negocio se ofrecen tres palos, además de la denominación de origen-, pues, entre los años 2010 y 2013, apoyó el Concurso de Escanciadores de Asturias, una de cuyas pruebas puntuables tenía lugar en su propio establecimiento. Ahora, vive uno de sus mejores momentos, sin que le haya afectado la crisis de estos últimos años. "Echo en falta más aparcamientos en Cangas. Hay días en los que tengo mesas reservadas y la gente, cuando me llega, critica que no hay sitio para aparcar. Creo que, para el pueblo en general, será buena la zona azul en El Censu. Lo veo bien", sentencia el hostelero.

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